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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cante y baile de mujer

Fue una de esas noches flamencas que no se olvidan, en la que el público vibró con lo jondo y los artistas encontraron respuesta a su arte. Eso de que tanto se habla en flamenco: transmisión, comunicación, comunión.Sólo la gente de Utrera se quedó por debajo del nivel que alcanzó el espectáculo. Se notó la falta de Fernanda, en cuya ausencia la hermana y la sobrina, Bernarda e Inés, se dedicaron con fruición al cuplé corriente y moliente. Salvo un cante de bulerías por soleá de la mayor, que nos dejó por lo menos testimonio del gran cante utrerano que algunos miembros de esta familia son capaces de hacer.

El baile estuvo a cargo de la cordobesa Inmaculada Aguilar, y ella lo hizo con elegancia y gusto. Es una mujer que cuida mucho la estética, como debe ser, esa armonización necesaria en el baile flamenco de pies y brazos, de técnica e inspiración. Bailó entregada, pese a no tener el tablado la tarima adecuada, con más jondura en las soleares, con más vistosidad en los caracoles, como demanda la naturaleza de los propios estilos. Y con espléndido cante atrás, el de Lucas de Écija.

VII Trobada de Música del Mediterrani

La mujer y el flamenco. Cante: Inés y Bernarda de Utrera, Carmen Linares, Paquera de Jerez. Baile: Inmaculada Aguilar. Toque: Pedro Bacán, Óscar Luis, Parrilla de Jerez.Valencia, 19 de septiembre.

Carmen Linares obtuvo en Valencia otro triunfo clamoroso. Legítimo, merecido, porque es difícil, cantar mejor. Singularmente sus tientos y sus cartageneras fueron de una belleza increíble. Carmen está ya en esa fase de plenitud en que puede liberarse de la tiranía de los cánones para -por supuesto, sin salirse de ellos- jugar con una libertad mucho mayor con su propio dominio del cante y enriquecer su forma de hacer hasta límites insospechables no hace mucho todavía, cuando la veíamos pelear denodadamente para encontrar la forma de cada cante que ella quería lograr. No hay en este arte desde hace mucho tiempo -¿desde la Niña de los Peines?- una cantaora tan complea, tan larga, tan definitivamente flamenca como ésta.

Y triunfo clamoroso también le Paquera de Jerez, pero de otra nanera, a lo bestia, si se me permite la expresión, y desde luego sin ánimo de ofender. Paquera aparece en el tablao con su paso marcial y aguerrido e invade; lo domina absolutamente todo con una personalidad avasalladora. Asesina las siguiriyas, comete verdaderas herejías con casi odo lo que canta, pero lo hace con tal arte que uno se rinde incondicionalmente. Verla es un espectáculo. Ella es el espectáculo. Aunque el Cante -con mayúscula- se llama Carmen y es de Linares.

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