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LA NUEVA DISTENSIÓN

La URSS acepta la fórmula de Bonn para suprimir los Pershing 1A

Francisco G. Basterra

F. G. B., Cuando existe voluntad política, los diplomáticos hallan fórmulas para todo. La Unión Soviética no ha conseguido su propósito -posiblemente propagandístico- de que el futuro tratado de eliminación de los misiles de alcance intermedio incluya también a 72 obsoletos Pershing 1A que tiene la RFA, pero cuyas cabezas nucleares son propiedad de Estados Unidos.

Shevardnadze no ha convertido esto en una cuestión de principio y ha aceptado la argumentación norteamericana de que el acuerdo es entre EE UU y la URSS, y no afecta a compromisos de Washington con sus aliados ni a los sistemas nucleares que estos puedan tener. Pero la solución, que no aparecerá en el acuerdo final ni como un protocolo anejo, satisface a Moscú.

Cuando las dos superpotencias cumplan lo pactado y desmantelen sus euromisiles, de corto y medio alcance, Bonn destruirá a su vez los cohetes propulsores de los Pershing 1A. En ese momento, Estados Unidos se quedará con sus cabezas atómicas. que pasarán a formar parte de su arsenal y serán tratadas al igual que las otras ojivas objeto de¡ acuerdo. Esto es, se desactivarán en los mismos plazos, lo que no es necesariamente sinónimo de destrucción.

El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, explicó ayer que EE UU cogerá el corto del cohete, es decir el vehículo de reentrada en la atmósfera, le quitará la materia de fisión (su componente nuclear) y su sistema electrónico de dirección. El cono, vaciado de estos elementos, será entonces destruido. "En ese sentido", dijo, "será eliminada o destruida la cabeza nuclear" de los Pershing que tiene actualmente la República Federal de Alemania.

El reciente anuncio del canciller federal, Helmut Kohl, de que los Pershing 1A serán destruídos cuando se supriman todos los misiles de alcance intermedio de la URSS y EE UU ha servido para despejar el acuerdo. Shultz consideró que la declaración de Kohl, avalada por el Gobierno, le ha bastado a la URSS, que no ha exigido medidas más precisas.

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