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El juez desestima la demanda del premiado con 524 millones de la 'loto' contra EL PAÍS

Gabriel Gonzálvez, juez de primera instancia número 17 de Madrid, ha desestimado la deanda que por derecho al honor abía interpuesto Jacinto Lapuente de la Fuente contra el director y otros tres periodistas de EL PAÍS.Jacinto Lapuente fue el policía minicipal jubilado que resuló agraciado con 524 millones al acertar el único boleto con seis aciertos en el sorteo del 11 de eptiembre de 1986 de la lotería primitiva, conocida popularmente como loto.

Lapuente, tras cobrar el mayor premio de la historia del juego en España hasta ese momento, se mantuvo en el anonimto, pero su identidad y fotografía fue revelada en exclusiva por los redactores de este diario Javier García, Bernardo Pérez y Andrés Manzano.

Jacinto Lapuente presentó una demanda civil por intromisión en su derecho al honor, la intimidad y la propia imagen contra el director, Juan Luis Cebrián, los redactores citados y la editora del periódico, reclamando una indemnización de 10 millones de pesetas para él y de cinco millones para el notario Víctor Manuel Garrido, que fue quien cobró el premio. Las pretensiones de ambos han sido desestimadas.

Motivo de alegría

En los fundamentos jurídicos de la sentencia, el magistrado señala que participar en un sorteo de la loto y resultar agraciado con un importante premio "no hace desmerecer la personalidad ni la dignidad de dicha persona. Es más, el premio no sólo constituye un motivo de alegria parapropios y extraños, aun cuando no falten envidias, sino que en cierta forma acredita su categoría social".

El juez agrega que "no se pued ignorar que entre nuestras costumbres sociales está la de dar publicidad a estos acontecimientos, publicidad que estimula la participación y refuerza la confianza en al Administración que lo organiza".

"Todo ello", precisa el texto judicial, "viene a ser algo así como las normas accesorias del juego. Por eso no se comprende que el favoecido por la suerte pretenda ocultar su identidad como si esto fuese algo delictivo o vergonzoso, ni que el hecho de su identificación pued interpretarse como una intromisión en la intimidad del premiado porque éste no haya querido darse a conocer".

La sentencia puntualiza que "no se está ante una investigación de fortuna, sino ante la identificación de una persona a la que en el juego de la lotería nacional le ha caído una gran fortuna; de una persona que voluntariamente ha participado en un sorteo y no quiere sufrir las consecuencias sin renunciar al premio, consecuencias que podrán ser molestas, pero que son previsibles y fácilmente superables".

Respecto al derecho a la intimidad del notario Víctor Manuel Garrido de Palma, el juez precisa que "no se limitó a llevar a cabo una gestión privada bajo fe notarial, sino que fue más allá al dar lectura en público de un comunicado del acertante en la sede del Organismo Nacional de Loterías, lo que, como es lógico, incitaría al servicio de los medios de comunicación social a la búsqueda de la identidad del agraciado, sin que la actuación de éstos llegase a invadir la intimidad personala, ni mucho menos que se afectase a su dignidad".

El magistrado agrega en la sentencia que "una cosa es el ataque a ese valor del hombre [la dignidad], y otra muy distinta que se nos moleste con preguntas o miradas encaminadas a descurbrir un hecho que puede ser constitutivo de noticia y que no implica el menor desdoro para nadie, máxime cuando dicho funcionario en ningún momento falta al secreto profesional y en todo momento se ajustó a las instrucciones de su cliente".

Las informaciones sobre la identidad de Jacinto Lapuente explicaban que era una persona de voluntad fuerte, introvertida pero no huraña, y de profundos y arraigados sentimientos católicos. Se añadía que había creado en torno suyo una barrera de silencio y había ocultado su buena suerte al obtener el premio a las mismas familias que vivían en el mismo inmueble que él.

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