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Jacques Chirac da un trato privilegiado a la cantante Madonna

Lluís Bassets

La cantante norteamericana Madona ha encontrado dos insólitos seguidores en París, donde actúa esta noche: el primer ministro conservador y alcalde de París, Jacques Chirac, y su hija de 24 años, Claude. Chirac recibió ayer en la alcaldía a Madonna, después que la cantante practicara el jogging por las calles de París acompañada de una abudante escolta y una nube de fans, que montan guardia frente al lujoso hotel Crillon, en la plaza de la Concordia. Para celebrar la llegada de la cantante, Chirac anunció el jueves, por la emisora musical NRJ, que a partir de enero el impuesto IVA de los discos será reducido casi a la mitad. Días antes la opinión del primer ministro y secretario general del RPR (Asamblea para la República) había sido decisiva para que el alcalde de Sceaux autorizara la celebración del concierto. Madonna cantará en los jardines del palacio de Sceaux, en las afueras de París, ante el disgusto del vecindario y de los conservadores que gobiernan la localidad. El palacio y los jardines forman parte del patrimonio monumental francés, pero no corren ningún peligro. Los cien mil jóvenes que acudirán hoy al concierto echarán a perder únicamente el césped.

La actitud de Chirac, que ha tratado a Madonna casi como un jefe de Estado, se atribuye a su hija Claude, licenciada en economía de 24 años y con un bello rostro, que este verano se ha convertido en una nueva estrella de los medios de comunicación. Los gustos musicales de Chirac, según una opinión extendida, se limitaban hasta ahora a las marchas militares. Los de su esposa Bernardette, a quien se atribuyen simpatías por el arzobispo integrista Lefévbre, difícilmente pueden casar con la música de una joven que ha declarado que lleva crucifijos porque son de hombres desnudos. Claude Chirac asegura que ha convencido a su padre de la calidad de la música actual.

La revista Le Point ha informado que el presidente francés de WEA, la compañía discográfica de Madonna, es amigo personal de Claude Chirac. La explicación más sencilla es la escasa popularidad del gobierno conservador entre los jóvenes.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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