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Alfonsín intenta negociar para detener la ola de huelgas en los servicios públicos

El Gobierno del presidente Raúl Alfonsín intenta neutralizar la huelga de los servicios públicos con la convocatoria de discusiones paritarias con obreros y empresarios para fijar aumentos salariales. A sólo nueve días de las elecciones parlamentarias y de gobernadores, el país se encuentra prácticamente incomunicado con el exterior al sumarse ayer al paro los empleados de teléfonos y telégrafos.

Un portavoz presidencial confirmó la profunda "preocupación" de Alfonsín por esta oleada de huelgas e informó que la situación había sido tratada en la noche del miércoles por el presidente con sus ministros de Trabajo y de Economía. Al término de la reunión -se anunció que el titular de Trabajo, Carlos Alderete, un sindicalista peronista, mantendrá reuniones con los sindicatos de las empresas estatales para intentar el levantamiento de las medidas de fuerza. Hasta ahora las huelgas afectan a los ferrocarriles, correos, teléfonos y telégrafos, la compañía aérea Aerolíneas Argentinas, maestros, petroleros y bancarios.

La huelga de los empleados de Entel (Empresa Nacional de Telecomunicaciones), que afecta gravemente a las agencias de noticias extranjeras, tiene carácter indefinido. Los trabajadores han advertido que las comunicaciones se verán drásticamente reducidas hasta que se cumplan las promesas de aumentos de salarios.

A última hora del miércoles circuló el rumor de que el Gobierno estaba estudiando la posibilidad de movilizar fuerzas militares y policiales para garantizar el funcionamiento de los servicios públicos.

Los trabajadores de la mayor planta de gas natural de Argentina, en la provincia de Neuquen, al sur del país, regresaron ayer a sus puestos de trabajo ante el temor de que sean sustituidos por personal militar.

El candidato peronista a la gobernación de Buenos Aires, Antonio Cafiero, hizo ayer un llamamiento a los trabajadores, mediante un comunicado publicado en la Prensa, para que "reflexionen" y "manifiesten su malestar con el Gobierno mediante el voto en las próximas elecciones".

Un candidato del gubernamental Partido Radical, José Gabriel Dumón, manifestó que estas huelgas están "diseñadas para crear un estado general de discordia" de cara a los comicios del 6 de septiembre.

Los radicales parten como favoritos en esas elecciones, según una encuesta publicada el miércoles por la Prensa y en la que se otorga un 40,6% al partido en el Gobierno por un 35,6% del Partido Justicialista (peronista). Por detrás, la Unión de Centro Democrático, con el 4,5%, y el Partido Intransigente, el 3,6%. En Buenos Aires, según esta encuesta, la Unión Cívica Radical y el Partido Justicialista están igualados en el 31% de las preferencias de los votantes, pero la proyección del voto es del 41% y el 3 8 %, respectivamente.

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