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Argentina propone un plan para exigir una reducción de intereses en la deuda externa

El presidente de Argentina, Raúl Alfonsín, presentará a sus pares de México, Colombia, Panamá, Venezuela, Brasil, Perú y Uruguay un plan con el que se propone exigir a los países y bancos acreedores la rebaja en las tasas de interés de la creciente deuda externa a los valores internacionales vigentes hace 15 años. Los ocho jefes de Estado se reunirá a los días 27 y 28 de noviembre en México para tratar sobre las alternativas posibles en "el desarrollo de América Latina".

La iniciativa de Alfonsín se basa en la tesis elaborada por el economista brasileño Helio Jaguaribe, que la expuso en Buenos Aires el mes pasado. De acuerdo con su teoría, Latinoamérica debe oponer al llamado Plan Baker, que presentó Estados Unidos en 1985, una fórmula de pago con la tasa de interés que se aplicaba comienzos de la década de los setenta. El proyecto de Alfonsín adelanta además que la diferencia en todas las cuotas abo nadas hasta ahora a una tasa su perior se utilicen para cancelar el cap tal de la deuda. Entre las posibles variantes se reclama también un crédito neto a favor de los deudores, en rela cióu con esas "exportaciones de capital" ue han estado haciendo durínte todos estos años.

El equipo económico del Gobierno argentino, que conduce el ministro Juan Sourrouille, niega el estudio de cualquier alternativa 'a la peruana", pero admite que la solicitud de una reducción de las tasas de interés ha sido permanente desde que asumió Alfonsín la presidencia de la República, en diciembre de 1983.

Por su parte, Antonio Cafiero, el líder de la oposición peronista, que se encuentra en plena campaña electoral y disputa voto a voto la gobernación de la provincia de Buenos Aires con el dirigente radical Juan Manuel Casella, alentó al Gobierno a tomar "oposiciones de fuerza" ante la deuda externa y aseguró que "esta es una causa histórica única para lograr al fin la proclamada unidad latinoamericana".

La estrategia del presidente de Argentina, Raúl Alfonsín, parece atender a dos frentes simultáneos. Por un lado, el Gobierno se dispone a firmar el próximo viernes un acuerdo con la banca acreedora de Estados Unidos para refinanciar el pago de 32.000 millones de dólares del capital en un plazo de 19 años.

El presidente del City Bank, William Rhodes, a cargo de la negociación, aclaró que el contrato con la Argentina -similar al que acaba de firmar México- se integra dentro de un programa más amplio "conocido como Plan Baker".

Rhodes aludía al plan presentado por el departamento del Tesoro de Estados Unidos en la conferencia que el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial organizaron en Seúl (Corea del Sur), hace dos años.

Por otra parte, en reuniones con dirigentes de la oposición, Alfonsín ha reconocido la necesidad de un "amplio acuerdo político" para enfrentar el problema de la deuda externa. La dramática situación económica interna del país se ha agravado hasta el punto de que no pudo ser disimulada hasta después de las elecciones como hubiera deseado el Gobierno.

Los índices de la inflación, sometidos a presión, saltaron todos los controles. Al 8% mensual de junio le ha sucedido un 10,4% en julio y la subida de precios en los primeros 15 días de este mes anticipa un alza superior al 14% en agosto. La confirmación oficial del índice que se da a conocer en los primeros días del mes siguiente, será postergado en septiembre hasta después del domingo 6, día de las elecciones.

Pero en una sociedad tan "experta" en el tema, ya nadie cree en los porcentajes de inflación calculados por el Gobierno.

El dólar norteamericano, habitual refugio de los especuladores empresarios argentinos, ha aumentado el 67% su cotización en el mercado clandestino de divisas desde comienzos del año. En el mismo período, la inflación fue del 58%. Un 10% más de lo previsto para todo el año.

El aumento ordenado por el Banco Central argentino de las tasas internas de interés para captar fondos y evitar la "estampida del dólar" no parece dar resultados.

Cuando hace dos años se inició el plan de ajuste llamado austral, la nueva moneda creada entonces se cotizaba a 0,90 centavos de dólar. El viernes pasado, el dólar valía ya más de tres australes.

El jueves, Alfonsín recibió en su residencia al director del Bank of America y ex presidente del Banco Mundial, Alden Clausen.

Clausen anunció que la sede de su banco sería trasladada desde Río a Buenos Aires. Y advirtió: "para que la Argentina pueda seguir su desarrollo económico en forma autosostenida, con apoyo de la comunidad internacional y con acceso al ahorro externo, tiene que cumplir con el servicio de la deuda".

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