La falta de medios limita la campaña de Greenpeace en el Mediterráneo
La campaña de defensa del mar Mediterráneo que llevará a cabo este verano la organización ecologista internacional Greenpeace, se hará a bordo de un motovelero de madera de reducidas dimensiones, llamado Greenpeace 5, debido a la escasez de medios con que cuenta la organización.
El coordinador de la campaña, Xavier Pastor, declaró ayer en Barcelona que las limitaciones del barco les obligará a reducir su actividad y condicionará la posibilidad de emprender acciones espectaculares. "Utilizaremos el viaje -sobre todo para recoger datos y para divulgar nuestras denuncias", dijo Pastor.
Greenpeace dispone de una pequeña flota de cinco barcos, pero aquellos de mayor envergadura o bien están ocupados en otras campañas, como el Moby Dick, o están retenidos en algún puerto por tener un juicio pendiente, como ocurre con el popular Sirius, que ha sido confiscado por las autoridades holandesas.
Vertidos químicos
Pastor dijo que durante la campaña piensan poner de manifiesto la violación reiterada que hacen de la normativa sobre vertidos al mar numerosas industrias, y citó como ejemplo el caso de la empresa Enpetrol de Tarragona: "El reciente atentado ha servido para llamar la atención sobre los problemas de seguridad, pero se ha guardado silencio acerca de los cuantiosos vertidos de metales pesados y de hidrocarburos contaminantes procedentes de esta industria", señaló.Según Pastor, sería conveniente que la Generalitat adoptara en Tarragona un plan semejante al que ha aprobado recientemente la Agencia del Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para eliminar los vertidos químicos en la ría de Huelva. "Greenpeace se ha preocupado en anteriores campañas de la contaminación que sufría el Mediterráneo a través de la ría de Huelva. Ahora, además de vigilar el cumplimiento del plan, empezaremos a trabajar sobre los vertidos en Tarragona".
Sobre la desnuclearización del Mediterráneo, otro de los objetivos de la campaña, el representante de Greenpeace declaró que recordaría al Gobierno español el compromiso, adoptado en el referéndum de la OTAN, de prohibir la introducción de armas nucleares en el territorio español. "Los buques, submarinos y aviones de EE UU siguen la práctica de no afirmar ni negar si portan armas nucleares. Lo coherente sería que el Gobierno prohibiese la entrada de naves de guerra de países dotados de armas nucleares, a no ser que aceptaran una inspección, tal como ha hecho Nueva Zelanda", dijo.
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