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Chile frena la inflación y el desempleo, pero aumenta el empobrecimiento de la población

Después de frenar la economía chilena durante el primer semestre, las autoridades se sienten satisfechas: el desempleo oficial no supera el 10%, la inflación es de 10,3%, se privatizan las empresas estatales y cumplen las metas fijadas por el FMI tras haber sido reformuladas el pasado mes de junio. Desde EE UU, el Departamento de Estado elogia la política económica chilena, y la Prensa norteamericana sigue con interés el proceso de trapaso de la deuda externa por activos de industrias locales. El modelo de los Chicago boys aplicado a ultranza por la dictadura, que llevó a una catástrofe económica entre 1982-1983, se esta recomponiendo.Pero las desigualdades y el coste social del experimento monetarista persisten, agravados por su prolongada duración. Un informe agrario sostiene que los chilenos, en promedio, consumen a diario el 75% de las calorías y el 70% de las proteínas que en 1972, durante el gobierno de Salvador Allende.

Los economistas opositores agregan a las cifras oficiales de desempleo las de quienes están en programas ocupacionales de emergencia -con un ingreso mensual equivalente a unas 3.400 pesetas-, elevando el paro a un 16%. Si se toma en cuenta a los subempleados -desde vendedores ambulantes hasta quienes ayudan a aparcar los coches-, el paro afecta a uno de cada cuatro trabajadores.

El salario mínimo legal -equivalente a unas 4.800 pesetas mensuales después de las deducciones provisionales- ha perdido un 46% de su poder adquisitivo entre 1981 y junio de 1987, según la Academia de Humanismo Cristiano de la Iglesia Católica. Asimismo, 1.200.000 trabajadores, cerca de un 40% de la fuerza de trabajo chilena, debe mantener a sus familias con ese ingreso. Justamente la Academia de Humanismo Cristiano sostiene que sólo para cubrir la alimentación, sin considerar otros gastos, una familia requiere el equivalente a 11.400 pesetas al mes, sostiene la Academia.

Tal es la desproporción, que un organismo asesor del general Augusto Pinochet, el Consejo Económico y Social, propuso que el salario mínimo se elevara a algo más de 8.000 pesetas al mes. La sugerencia escandalizó a algunos dirigentes empresariales chilenos y al equipo económico de Pinochet, que protestaron porque, en su opinión, el reajuste provocaría un aumento en el desempleo.

La política de traspaso de acciones de empresas a cambio de pagarés de la deuda externa es vista con alarma en los círculos opositores. Aunque ha permitido reducir la deuda externa en 1.500 millones de dólares, los economistas disidentes consideran que se está desnacionalizando las principales empresas chilenas a bajo precio, y que no fluye la inversión, sino que se trata de una simple compra de activos ya existentes.

La clase media

Los sectores de medianos ingresos también han pagado una cuota del coste social del modelo friedmaniano, aunque en mucha menor cuantía que los sectores más pobres. Además de la reducción de sus remuneraciones, las clases medias se enfrentan a un mayor coste de los servicios sanitarios y educativos, que han sido parcialmente privatizados.Para las clases medías, el símbolo del modelo es la UF (Unidad de Fomento), una medida de reajustabilidad determinada por la inflación mensual que lleva una rápida carrera frente a la lentitud con que aumentan las remuneraciones, que se aplica implacablemente a los pagos de alquileres y viviendas nuevas. Las personas que están en régimen de alquiler estiman que una de cada cinco está atrasada en el pago de sus cuotas. Así, muchas familias se ven afectadas por órdenes de embargo y expulsión de sus casas.

Sin embargo, el Gobierno prosigue su marcha hacia una reestructuración de la pequeña economía chilena sobre nuevas bases: un país abierto al exterior, integrado y dependiente de los ciclos de la economía mundial. El capitalismo neoliberal ha logrado reunir el apoyo mayoritario de los empresarios, aunque están endeudados porque les renegocia sus créditos. Al resto de la población se le pide paciencia. Las autoridades dicen que los sacrificios actuales serán "fuertemente recompensados en el futuro".

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