Tawfik al Hakim, cronista de los 'fellahs', enterrado en Alejandría
La Prensa egipcia y libanesa dedica estos días grandes espacios a la semblanza del escritor Tawfik al Hakim, muerto en El Cairo en la noche transcurrida entre el domingo y el lunes pasados. Tenía 88 años y una ingente producción de ensayos, novelas, crónicas y piezas de teatro. Era uno de los más grandes escritores árabes del siglo, y sobre todo el cronista de la vida cotidiana de los fellahs, los campesinos del valle del Nilo, eternamente humillados, eternamente pobres.
Sus últimas fotos le presentan apoyado en un bastón, tocado con una boina y vestido a la europea. Tawfik al Hakim era un abuelo parsimonioso, mordaz, misógino y terriblemente escéptico, que en su larga vida había visto desvanecerse el sueño de un mundo árabe progresista y laico. El Egipto que le despide es más miserable y más inclinado a regresar a sus raíces musulmanas que nunca.
El escritor fallecido deja tras sí una ingente producción de ensayos, novelas, crónicas y piezas de teatro. Muchos de sus textos han sido traducidos a lenguas europeas, incluido el español. "Desde los años treinta, Tawfik el Hakim ha modificado la vida literaria árabe", escribió el martes en su primera página Al Ahram, el principal diario egipcio. Su principal enseñanza, decía el particulista, fue que "la poesía no es la única literatura. posible". La poesía es el género más noble en la cultura árabe, muy parca en narradores y dramaturgos.
Tawfik al Hakinm será recordado por su Diario de un fiscal rural, texto autobiográfico en el que cuenta historias de los años en los que trabajó corno fiscal suplente en diversas aldeas del valle del Nilo. Hasta el fin de sus días, Tawfik al Hakim insistió en que las descripciones efectuadas en ese libro, publicado en 1937, eran perfectamente actuales.
Animadversión de nasseristas
Ello le provocó la animadversión de los naseristas, cuya reforma agraria, decía el escritor, no cambió un ápice la existencia de los fellahs. Un recorrido por el valle del Nilo que no se detenga tan sólo en los monumentos permite comprobar la verdad de la afirmación de Tawfik al Hakim. Vestidos con gelabies o túnicas de algodón, con grandes telas enrolladas a la cabeza, tras una yunta de bueyes o en un carro tirado por burritos, la vida de los fellahs sigue anclada en los tiempos faraónicos.El Diario de un fiscal rural, de Tawfik al Hakim, es una pieza que evita cualquier tentación demagógica o melodramática. El escritor cuenta con humor su fastidio de hombre educado en París -por intentar aplicar el código napoleónico en un ambiente dominado por la corrupción e incompetencia administrativas, el servilismo y la abulia campesinas.
Hakim tuvo también críticos feroces en los integristas islámicos. Su obra ha sido considerada por los musulmanes fervorosos como "un fruto del imperialismo cultural occidental". El escritor ha sido enterrado en su Alejandría natal.
Babelia
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