Petición a la CE para que limite la importación de coches japoneses
Los principales fabricantes europeos de automóviles desean que la Comunidad Europea (CE) establezca cuanto antes un contingente global para las importaciones de vehículos japoneses.Esta petición fue comunicada la semana pasada por los presidentes de las empresas italiana FIAT, alemana Volkswagen, francesa Peugeot y británica Rover a los comisarios europeos de Industria y Comercio Exterior, Karl Heinz Narjes y Willy de Clercq, respectivamente, con los que se entrevistaron en la capital belga.
Formulada hace un año en el Libro Blanco sobre el Desafío japonés hoy, del Comité de Constructores Automovilísticos del Mercado Común, la petición fue reiterada con mayor insistencia como consecuencia de la progresión espectacular de las ventas de vehículos japoneses en los países comunitarios durante la primera mitad de 1987.
En los cinco primeros meses del año en curso las exportaciones de coches japoneses alcanzaron la cifra récord de 560.000, lo que representa un aumento de 90.000 vehículos o del 16% con relación al mismo período de 1986, y de 200.000 automóviles o del 57% si se compara con las ventas de 1985.
Penetración creciente
El año pasado la proporción del mercado automovilístico europeo en manos de la industria japonesa se elevó al 9,9% y se puede dar por seguro que en 1987 rebasara con creces el 10%. De ahí la necesidad de fijar rápidamente contingentes comunitarios que, en opinión de los cuatro fabricantes, no deberían exceder el nivel de las exportaciones japonesas de 1985.
De lo contrario, la instauración del mercado interior en la CE a partir de 1991 potenciará la invasión japonesa con tanta mayor razón que, según los comisarios europeos, implica la desaparición de las actuales limitaciones puestas por cinco Estados miembros -Francia, Italia, Reino Unido, España y Portugal- para la importación de coches made in Japan.
Narjes y De Clercq no se comprometieron a defender la tesis del contingente global, pero sí hicieron hincapié en que seguirán esiforzándose por lograr una mayor apertura del mercado japonés a las exportaciones automovilísticas europeas pidiendo, por ejemplo, a Tokio que reforme su sistema fiscal y de seguros, que discrimina a los coches importados.
