El Vaticano duda si participara en el 'concilio' ecuménico sobre justicia y paz

El Vaticano no ha decidido todavía si participará oficialmente en la Conferencia Mundial sobre la Justicia, la Paz y la Conservación de la Creación, decidida en Vancouver para el año 1990 por el Consejo Ecuménico de las Iglesias. Mientras que la Iglesia católica holandesa ha dado ya su adhesión a la convocatoria, el Vaticano se encuentra entre la espada y la pared, ya que no desea quedarse descolgado, del gran concilio de iniciativa protestante y teme la concreción con que se abordarán, entre otras cuestiones, la discriminación de la mujer y la renuncia general a la guerra.

La primera iniciativa fue lanzada en junio de 1985, en Düsseldorf, en la asamblea de las Iglesias evangélicas, por el filósofo y físico Carl Friedrich von Weizsaker, que pidió, con urgencia, la convocatoria de un concilio por parte de "todas las Iglesias de la tierra", alegando que la humanidad no está hoy segura porque ve su paz gravemente amenazada.Desde entonces se han multiplicado las iniciativas por parte de las diversas Iglesias protestantes para preparar dicho concilio. En Glion (Suiza) se celebró en 1986 una sesión preparatoria en la que participaron cinco representantes oficiales de la Iglesia católica. En enero pasado, el comité central del Consejo Mundial de las Iglesias se reunió en Ginebra e invitó a todas las Iglesias a participar en la Conferencia Mundial sobre la Paz.

Para 1988 está prevista una Conferencia de las Iglesias del Norte, preparatoria del gran concilio. Mientras tanto, el Vaticano aún no ha respondido si piensa o no participar oficialmente en dicho concilio sobre la paz ideado y organizado por las otras confesiones religiosas. Y lo que teme Roma es que ahora, siguiendo el ejemplo de la Iglesia de Holanda, otras Iglesias católicas puedan también apuntarse a la cita antes de que el papa Wojtyla haya decidido participar o abstenerse, o, en caso de adhesión, a qué nivel estar presente.

Ya cuando en octubre pasado Juan Pablo II tomó la iniciativa de convocar en Asís a todas las religiones del mundo para rezar por la paz se había difundido que el Vaticano quería con aquel gasto anticiparse de algún modo a la iniciativa del Consejo Mundial de las Iglesias, haciendo él su conferencia sobre la paz.

Lo que ocurre es que las otras Iglesias no quieren que el futuro concilio mundial se reduzca, como en Asís, a rezar juntos y han preparado ya cuatro tesis muy concretas como cuestiones de debate y de empeño común: pedir un orden jurídico mundial políticamente eficaz a favor de la justicia, la paz y la defensa de la naturaleza; presentar una ética social cristiana común; exigir un orden económico mundial, y, por último, realizar prospectivas futuras sobre temas como el racismo, los derechos de la mujer, el uso de la violencia y la desocupación.

La mujer y la 'silla de Pedro'

En relación con los derechos de la mujer, el Vaticano se encuentra ante el problema de que las demás confesiones religiosas cristianas van a pedir que se acabe la discriminación de la Iglesia católica, que impide a la mujer llegar al sacerdocio y al episcopado y, por tanto, a la sucesión en la silla de Pedro. Igualmente, está previsto pedir medidas muy concretas a las grandes potencias sobre el problema de las armas y la posibilidad de la superación de la guerra como institución y, por tanto, la renuncia de los Estados al derecho de declarar una guerra.La naturaleza precisa de las propuestas, su carácter marcadamente secularizado y las pocas referencias al plano espiritual son las razones que quizá han llevado, por el momento, al Vaticano a reservarse su adhesión. La máxima jerarquía católica abriga el temor de verse implicada moralmente, al lado de las otras Iglesias cristianas no católicas, en temas políticos, sociales y económicos que van más allá de la estrecha visión teológica vaticana.