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Presentada en Madrid la Fundación María Zambrano

"¿Por qué, se habrán preguntado y me pregunto yo ahora, recae sobre mí tanta grandeza habiendo yo pasado toda mi vida, excepto los primeros años, fuera de Andalucía y de España? ¿Por qué Andalucía me premia mi ausencia? Y es que yo he llevado a mi Andalucía dentro de mí, es que he llorado de nostalgia de niña, de esa nostalgia infanta que lleva a esconderse en un rincón inaccesible". Con estas palabras, María Zambrano agradeció la constitución de la fundación que lleva su nombre en Vélez Málaga, presentada ayer en Madrid.

La fundación según el alcalde de Vélez Málaga, donde nació María Zambrano en 1904, pretende difundir y perpetuar el pensamiento de la autora de El hombre y lo divino. Se constituyó el pasado día 12 en Vélez con un capital de cerca de cuatro millones de pesetas -aportado exclusivamente por el Ayuntamiento andaluz- y su primera actividad va a ser publicar la edición facsimilar de una antología de Federico García Lorca preparada y prologada por María Zambrano en los años treinta, que nunca había sido reeditada.¿Por qué, siendo así, no hice algo, aunque fuera insensato, por irme allí? Al mismo tiempo que me acercaba a ella, que volví en un viaje inolvidable a Sevilla, creí morir allí y me preguntaba por qué me llevaron de allí, por qué no me dejaron en Andalucía, en Sevilla o en Córdoba, y por qué evitaba pasar por Málaga y no digamos el volver a Vélez Málaga, mi tierra natal. ¿Por qué prefería mis llantos, mis nostalgias y esa casi persistente interrogación de lo que hubiera sido mi vida si no me sacan de allí? Un amor verdadero puede temblar ante la realización de su sueño, ante la realidad. Y por eso puede aceptar ahora esta fundación tal y como si fuera el final de una peregrinación", continuaron las palabras de María Zambrano, leídas por su primo Rafael Ballesteros, en un acto que se celebró en el domicilio madrileño de la autora.

Estaba emocionada María Zambrano. Sentada, con un tono de voz leve, casi un susurro, decía a todos que su sentimiento era el de la novia el día de su boda. Especialmente locuaz en una mañana calurosa, doña María contestaba preguntas cruzadas: ¿Que cómo me siento? Ni siquiera me siento". "El olor del limonero, el rumor del agua de Vélez Málaga no ha podido ser borrado por las enormes bellezas de todo el mundo que el destino me ha dado a conocer".

María Zambrano se exilió al final de la guerra y vivió sucesivamente en México, Cuba, Puerto Rico, Italia y Suiza, regresando a Espña en 1984. Comenta que ha tenido muchos novios, muchas tentaciones, "pero yo durante todo, mi vida he sido fiel, y eso es difícil para un hombre y mucho más para una mujer".

Las palabras de María Zambrano concluyeron así: "Al final de la Edad Media aparecen en la literatura, en la realidad, caballeros andantes que han de cumplir un viaje antes de que se les dé la realización de sus sueños. El mismo Cervantes, espejo de mesura e ironía, lo hace así con su caballero Don quijote de la Mancha. Ha sido abatido su ensueño, mas le queda ser lo que era, Alonso Quijano el Bueno. Mi caso pertenece a la misma especie de amor, un peregrinar, un ir de ausencia en ausencia, hasta que ahora se me da por obra de gracia y quizá por esa justicia que de vez en cuando asiste a los que aman padeciendo al mismo tiempo la ausencia de lo amado. Y he de probármelo a mí misma aceptando la realización de mi sueño, volver a Andalucía, como ya he declarado, en vida y en muerte".

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