_
_
_
_
ESCALADA TERRORISTA EN CATALUÑA

La triste historia de Pedro Ortega

Pedro Ortega almorzaba con su cuñado en el mismo edificio de Hipercor en el momento de los hechos. No oyeron la explosión, pero detectaron las primeras sirenas. "Mi cuñado me dijo entonces que su esposa, la hermana de mi mujer, estaba en el supermercado, pero no quise creerlo", dice.Conocían el edificio, pues ambos trabajan en la novena planta del inmueble, por lo que bajaron al almacén y pudieron ayudar a los bomberos a aproximarse al centro del incendio. El fuego y, el humo impedían avanzar en la entrada de aquel sótano-aparcamiento, y todo había quedado a oscuras. "Luego ayudé a sacar heridos, algunos ya sin vida y otros agonizantes, a los que intenté darles respiración artificial".

Más información
La mayoría de las víctimas, por asfixia
Los grupos que apoyaron a HB en Cataluña condenan la matanza
Felipe González afirma en Río de Janeiro que no piensa "ceder un milímetro" frente al terror
Pujol y Maragall piden colaboración ciudadana contra el terrorismo
10.000 manifestantes contra el terrorismo en Tarragona marcharon divididos
El SUP denuncia la no utilización de las companías de reserva
Controles policiales en Madrid.
Un coche bomba aparcado en el sótano de unos grandes almacenes de Barcelona causa 15 muertos y 35 heridos
Los bomberos habían aprobado las medidas de seguridad, según Hipercor
El artefacto estalló una hora después del primer aviso anónimo recibido por la Policía Municipal

Pedro Ortega pensaba en la posibilidad de que entre los heridos estuviera su cuñada. Como no la localizó, más tarde, cuando ya habían sacado a todas las víctimas, comenzó a recorrer hospitales para asegurarse de que no se encontraba entre ellas. Finalmente, en el hospital de Sant Pau la halló, muerta. Únicamente pudo reconocerla por los objetos que llevaba.

"Quizás habré salvado algunas vidas, gracias a Dios", decía desconsolado Pedro Ortega, con las manos y la cara tiznadas por el humo. Había ayudado a salvar algunas vidas, pero no pudo asistir a su cuñada. A pocos metros de distancia, otra familia reconocía el cadáver de otra mujer y el de su marido, sabiendo que el hijo de ambos se encontraba gravemente herido en otro centro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_