_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los jóvenes y el muro

LAS MANIFESTACIONES juveniles en Berlín Este han sido sin lugar a dudas los hechos más significativos que en tomo al muro se han producido en los últimos días. Se repitieron tres veces y llegaron a sumar varios millares de jóvenes que querían escuchar unos conciertos de rock que, se desarrollaban en Berlín Oeste. La policía quiso cerrar el paso a los grupos que iban hacia las zonas en las que se oía el concierto, se produjeron choques, y de los jóvenes surgió el grito: "¡El muro debe caer".Así, el deseo de escuchar un concierto de rock ha dado lugar a gritos y manifestaciones que ponen en causa una cuestión como el muro de Berlín, que se suele enfocar dentro de los grandes problemas de la política mundial. Es una manera mucho más directa de abordar el tema del muro, ligándolo a un interés inmediato. Los jóvenes están hartos del muro, no ya en nombre de grandes principios, sino porque es algo absurdo, y que además les obstaculiza el escuchar la música que les apetece.

En el mismo período, y esta vez en Berlín Occidental, han tenido lugar nutridas manifestaciones juveniles y choques con la policía, motivados por unas disposiciones oficiales que pretenden obligar a los ciudadanos a registrarse en unas condiciones que muchos consideran atentatorias a los derechos humanos. En este caso, la reacción juvenil se produce contra una intromisión abusiva del Estado en la vida individual, tendencia muy fuerte en la RFA y en otros países occidentales. Poco despues, el 11 de junio, numerosos jóvenes de Berlín Oeste se manifestaban contra la visita de Reagan.

Analizando el trasfondo de estas manifestaciones juveniles, en el Este y en el Oeste, aparecen rasgos comunes interesantes. En torno a temas distintos, se perfila un común rechazo de los "grandes principios", tantas veces cargados de hipocresía, con los que las autoridades, aunque sea en nombre de ideologías contrarias, justifican acciones que entorpecen el derecho de los ciudadanos a decidir sus preferencias individuales.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En ese orden, el viaje del presidente Ronald Reagan a Berlín Oeste ha sido un ajemplo perfecto de instrumentaliz ación del problema del muro para objetivos que no tienen nada que ver ni con esa ciudad, ni con Alemania, ni con las exigencias de una política internacional responsable. Esa visita ha sido un montaje para la televisión, con el muro y la Puerta de Brandenburgo para dar garra a la propaganda del presidente. Alemania solamente ha aportado decorado y extras. Los organizadores del show conociendo el sentir de los berlineses, rodearon a Reagan de un verdadero cordón sanitario. En el acto en el que habló, los asistentes fueron cuidadosamente seleccionados.

La permanencia hoy del muro de Berlín, levantado en 1961, carece de justificación y es un atentado constante a la política de distensión. Incluso las razones invocadas para edificarlo pierden vigencia. Un ejemplo claro es que, en 1986, unos 500.000 alemanes del Este tuvieron permiso para visitar el Oeste; y el número de los que aprovecharon la ocasión para no volver ha sido ínfimo. Sin embargo, no es con ceremonias como la de Reagan como se podrá avanzar hacia esa meta.

En las manifestaciones de los jóvenes de las dos partes de Berlín -con diferencias obvias y una represión mucho más dura en el Este- se refleja una tendencia de amplios sectores de la juventud a rechazar la mitificación de la política exterior, que hace de ésta un dominio reservado de políticos, militares o diplomáticos. Una voluntad de colocar los problemas internacionales a niveles más próximos y humanos. El piloto que aterrizó en la plaza Roja de Moscú ha trivializado los mitos de la sofisticación militar. Otros jóvenes piden que se derribe el muro en nombre del rock. Son aires sanos que piden una Europa en la que el rock se pueda escuchar sin muros ni fronteras.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_