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La OTAN aceptará hoy la 'opción supercero'

ENVIADO ESPECIAL,Los países de la OTAN se disponen a aceptar hoy formalmente la opción supercero sobre la eliminación en Europa de los misiles de alcance medio y corto, pero se han reavivado ahora entre los aliados, sobre todo entre Estados Unidos y Francia, serias divergencias a propósito del marco en el que deberá ser negociada con el Pacto de Varsovia la consiguiente reducción de armas convencionales.

Reunido desde ayer en la capital de Islandia, el Consejo del Atlántico Norte, integrado por los ministros de Exteriores de los 16 países miembros, tenía ya apalabrado el texto de su comunicado final, en el que se aprobaba el desmantelamiento de todos los cohetes nucleares con un alcance entre 500 y 5.000 kilómetros.

El secretario general de la OTAN, lord Carrington, empezó afirmando anteayer en una conferencia de Prensa que "está ahora a nuestro alcance la obtención de un acuerdo sobre la eliminación de todos o de casi todos" los misiles. Veinticuatro horas después no dudaba en vaticinar, en la sesión inaugural del Consejo, que "esta reunión supondrá el inicio de una nueva etapa para las relaciones en el seno de la Alianza Atlántica".

El optimismo de Carrington se basaba, probablemente, en el consenso que lograron sobre la cuestión nuclear los responsables de la diplomacia de Estados Unidos, Francia, República Federal de Alemania y el Reino Unido, que durante más de dos horas desayunaron juntos, sin conseguir, en cambio, ponerse de acuerdo sobre las armas convencionales.

La reivindicación del Gobierno de Bonn de conservar los 72 misiles Pershing 1-A, cuyo vector les pertenece, pero cuya cabeza nuclear es propiedad de EE UU, fue también aceptada por sus socios atlánticos y será probablemente incluida en el comunicado final, en el que podría incluso figurar una mención a la necesidad de negociar más tarde sobre las armas nucleares tácticas, que en caso de guerra serían casi exclusivamente utilizadas en territorio alemán. El secretario del Foreign Office, Geoffrey Howe, no lo considera, sin embargo, prioritario, y su homólogo francés, J. B. Raimond, comparte este punto de vista.

Con este visto bueno de la OTAN, la Administración norteamericana podrá firmar en breve, en Ginebra, con sus interlocutores soviéticos un acuerdo sobre el desmantelamiento de los misiles de alcance medio (LRINF), sobre el que ha sido redactado un borrador, aunque ambas partes discrepan sobre tres puntos, y empezar a negociar en septiembre sobre los de corto (SRINF), sobre los que sólo se han hecho hasta ahora declaraciones de intención. El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, anticipó ayer que "esperaba ver pronto" al jefe de la diplomacia soviética, Edvard Sevardnadze.

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El reciente consenso sobre la opción supercero ha acentuado la urgencia de "lograr un acuerdo entre aliados sobre el foro donde negociar con el Pacto de Varsovia las siguientes etapas del desarme: a reducción de armas convencionales y la supresión de las químicas, sobre las que el Consejo Atlántico insistirá, sin duda, en su comunicado de hoy.

Carrington, que se mostró muy preocupado en privado, reconoció ante la Prensa que existían entre los aliados "dificultades de procedimiento sobre esta cuestión, pero añadió a renglón seguido que "esperaba que pudiesen ser resueltas aquí, en Reikiavik". El desayuno de trabajo entre los titulares de Exteriores de las cuatro principales potencias de la OTAN apenas permitió aunar las posturas sobre el desarme convencional, y más tarde los aliados no involucrados en la polémica se esforzaron por acercar los puntos de vista. "Hay 14 mediadores", ironizó Shulz.

EE UU desea que esas conversaciones se desarrollen entre los 23 países que integran la OTAN y el Pacto de Varsovia, mientras que Francia pretende en el proyecto de mandato que acaba de remitir a la Alianza que el marco elegido sea la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), que se celebra en Viena, y en la que participan también doce Estados neutrales de Europa. Una solución de compromiso, que tendría que ser perfilada en ulteriores encuentros bilaterales franco-norteamericanos, pero que goza de muchos apoyos, podría consistir en discutir entre bloques, pero mantener periódicamente informados a los demás interesados. El ministro español, Francisco Fernández Ordóñez, se mostró favorable a este vínculo.

Estas divergencias de procedimiento encubren, en realidad, otras mucho más profundas sobre el papel de Europa en la negociación y las contrapartidas que será posible obtener de la URSS y sus aliados. El Gobierno de París intenta sustraerse a la disciplina o sumisión a Washington, que conlleva una discusión entre bloques, y pretende conseguir de Moscú concesiones no militares en materia, por ejemplo, de derechos humanos.

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