"Devolvemos la luz a los frescos de la capilla Sixtina"
El restaurador jefe de la obra de Miguel Ángel interviene en un congreso en Andorra
"En pocos años hemos devuelto a los frescos de la capilla Sixtina la luz y el color que tenían hace cinco siglos, cuando, los realizó Miguel Angel, liberándolos de los deterioros e intervenciones anteriores", declaró a este diario el profesor Gianluigi Colalucci, restaurador jefe de los museos vaticanos y responsable del equipo que inició en 1980 la limpieza de los frescos de la citada capilla vaticana y que prevé culminar su labor en 1993. Colalucci manifestó su tranquilidad frente a las críticas que ha tenido su trabajo, "pues", dijo, "la inmensa mayoría de críticos e historiadores del arte ha apoyado sin reservas nuestra labor y las voces en contra proceden de personas alejadas del mundo de la restauración".
El profesor Colalucci hizo estas declaraciones el viernes en Andorra la Vella, tras presentar una memoria acerca de su trabajo en la reunión del grupo de pintura mural y mosaicos del Comité Internacional de Conservación de Museos que celebró uno de sus encuentros periódicos en la capital andorrana, invitado por el departamento de Cultura de este país pirenaico.Para Gianluigi Colalucci, "los problemas que nos ha planteado la limpieza y restauración de la capilla Sixtina no son de orden técnico, pues utilizamos materiales y métodos sobradamente probados, hemos hecho numerosos y detallados estudios del estado de la obra y además tenemos a nuestro alcance todos los medios de la tecnología moderna para hacer las comprobaciones necesarias".
Problemas espirituales
El restaurador jefe de los Museos Vaticanos cree más bien que "los problemas son de orden conceptual y espiritual; de un lado, está la enorme responsabilidad de hacer un trabajo que esté a la altura de nuestros tiempos; por otra parte, hay toda una mitología y una percepción secular de la persona y la obra de Miguel Ángel, que siempre ha sido considerado un artista 'escultórico', misterioso y amante de la oscuridad y la profundidad. Durante mucho tiempo, hemos visto la capilla Sixtina de una determinada manera y tras la limpieza, surge una realidad distinta; es lógico que haya polémica, pues el cambio es muy importante; incluso yo debo habituarme a esta nueva imagen de Miguel Ángel"."La capilla Sixtina que ha surgido después de limpiar y restaurar los deterioros de cinco siglos de filtraciones de agua, floraciones de musgos, humos de antorchas y velas, intervenciones humanas, e incluso repintados de algunos sectores de los frescos, es una obra en la que destaca -y a algunas personas les intimida- la frescura, la limpidez y la luminosidad del trabajo y el pensamiento de Miguel Ángel". "Todos habíamos creído", explica Colalucci, "que Miguel Ángel no era un colorista y que era más escultórico que pictórico y arquitectónico; la capilla Sixtina que se nos revela tras la limpieza nos muestra un Miguel Angel plástico, colorista y con un magistral sentido de la luz y la forma en un contexto arquitectónico. Al mismo tiempo, Miguel Ángel mantiene sus cualidades escultóricas y las transmite y realza a través del color".
"La polémica en torno a nuestro trabajo", dice Colalucci, "ha sido impulsada en general por personas muy alejadas del oficio de restaurador y que sólo ahora se han planteado lo que supone un trabajo así. En Italia tenemos una tradición muy antigua de restauración de obras de arte y ya hemos superado algunas fases; ahora, algunos críticos nos sugieren métodos que no sólo están obsoletos, sino que serían nocivos para una obra como la capilla Sixtina". "En todo caso", añade el restaurador, "lo importante es que la mayor parte de historiadores del arte y restauradores, no sólo italianos, sino de Europa, Estados Unidos y Japón han manifestado su acuerdo con nuestro método de trabajo y con los resultados que estamos obteniendo".
Críticas
Los críticos más acerbos del trabajo de Colalucci y su equipo en la capilla Sixtina son dos norteamericanos y un italiano: James Beck, jefe del departamento de Historia del Arte de la universidad de Columbia (Washington); Alexander Eliot, antiguo crítico de arte de la revista Time, y Alessandro Conti, historiador del arte de Florencia, quien incluso ha publicado un libro sobre el tema."Lo único que me molesta de esta polémica", dice Gianluigi Colalucci, "es que no nos ayuda en nada, no es constructiva ni progresiva. Me contraría que los críticos no hagan ningún esfuerzo por entender este nuevo y genuino Miguel Ángel que ha hecho aflorar la limpieza de los frescos; yo creo haber aprendido mucho en estos siete años".
Respecto de la viveza de los colores que ha revelado su restauración de los frescos, Colalucci dice que "era imposible esperar tal riqueza de color; a lo sumo, podía intuirse y, de hecho, el último equipo antes de nosotros que restauró parcialmente los frescos en los años treinta ya advirtió que los colores originales eran muy fuertes, pero entonces no había medios para suprimir las capas de cola y suciedad sin dañar la obra de Miguel Ángel".
El restaurador no cree en absoluto que los remozados frescos de la capilla Sixtina permitan hablar de un Miguel Ángel 'posmoderno'. "Miguel Ángel es un artista intemporal y la capilla Sixtina es una de las mayores obras del arte de Occidente", dice.
Acerca de si la capilla será ahora más fotogénica o televisiva que antes, Colalucci se encoge de hombros y señala que "Miguel Ángel sólo vio su obra de una manera, que es con luz de día y así es como la vamos a dejar; después de muchísimas pruebas con distintos tipos de luces frías, hemos llegado a la conclusión de que solamente la luz diurna hace justicia a la belleza de los frescos".
Babelia
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