Los filipinos respaldan a Aquino y a la democracia
La lista de candidatos presentados por la presidenta Corazón Aquino obtuvo la mayoría de escaños del Senado en las elecciones legislativas celebradas ayer en Filipinas, según los primeros resultados parciales y no oficiales ofrecidos por los medios de comunicación. Los comicios, los primeros que se celebran en libertad después de 15 años de dictadura, suponen también un triunfo para la presidenta y para la democracia por la elevada participación, calculada en torno al 90% de los electores. Veinticuatro millones de filipinos se acercaron a las urnas para elegir a 24 senadores y 200 miembros de la Cámara baja, en una jornada caracterizada por la recuperación de la esperanza en un país sacudido por el golpismo y la violencia política. Tres días antes de las elecciones se conoció la noticia de la ruptura de las negociaciones que desde hace meses mantenían el Gobierno y la guerrilla mora.
La presidenta Aquino hizo una declaración después del cierre de las urnas en la que destacaba que las elecciones celebradas habían sido Ias más limpias y pacíficas desde la independencia". "Debemos de felicitarnos por nuestra madurez política; ahora el filipino no sólo es libre, camina hacia el futuro con orgullo en sí mismo y confianza en la democracia", añadió.Cory Aquino dio por terminado con estas elecciones el proceso de institucionalización iniciado hace 15 meses con el derrocamiento de Ferdinand Marcos, y mantuvo que "esto debe probar al pueblo que mereció la pena esperar por la democracia y la penosa lucha para lograrla".
Según los resultados anticipados por la agencia filipina y las proyecciones hechas por la radio y la televisión, la coalición de Aquino, el Lakas Ng Bayan, ha obtenido 18 escaños del Senado, por seis de la oposición, agrupada en la Gran Alianza por la Democracia. El candidato más votado ha sido Jovito Salonga, de la lista de Aquino, mientras que el ex ministro de Defensa Juan Ponce Enrile, líder de la oposición, ha quedado en quinto lugar.
Estas elecciones, cuyo resultado sólo será oficial dentro de varias semanas, confirmará el regreso a la Asamblea Nacional de los nombres tradicionales de las grandes familias de la política y los negocios filipinos, sobre todo en el Senado, salvo alguna que otra rara excepción.
Antes de la ley marcial impuesta por Marcos, la política bicameral filipina, heredada en 1945 del esquema político estadounidense que colonizó el país durante casi 50 años, se caracterizó por la existencia de dos grandes partidos, el Nacionalista y el Liberal. La ley marcial decretada por Marcos el 21 de septiembre de 1972 rompió ese esquema debido al claro interés de Marcos de perpetuarse indefinidamente en el poder, ya que la Constitución no le autorizaba a acudir a un tercer mandato presidencial.
Algunos de los políticos que gracias al voto de ayer regresarán probablemente al Senado formaban ya parte de la Asamblea Nacional interrumpida por Marcos, y marcharon camino del exilio, como Raúl Manglapus, o de la cárcel, como el propio Jovito Salonga, para volver áhora desde las filas de Cory Aquino.
Otros nombres del antiguo régimen, como Blas Ople, Arturo Tolentino, Nicanor Yñiguez o Juan Ponce Enrile, vuelven ahora encuadrados en una oposición democrática.
En la lista de Aquino para el Senado militan también nombres conocidos, como los de Agapito Butz Aquino, hermano del asesinado senador Benigno Aquino; Raúl Manglapus, ex ministro de Trabajo; Neptalí Gonzales, el ex portavoz presidencial René Saguisag; el ex ministro de Recursos Naturales Ernesto Maceda, o, entre otros, el influyente ex senador Aquino Pimentel.
Rostros nuevos
Frente a un Senado de vital importancia en el sistema bicameral filipino, donde abundarán las caras conocidas, contrastará una Cámara de Diputados posiblemente con rostros nuevos, aunque la mayoría vinculados con los grandes nombres de las familias políticas y financieras de Filipinas.
Estabilidad es la frase preferida en todos los ambientes políticos del país, con excepción de los dos frentes más radicales de la izquierda, que consideran necesaria una verdadera revolución popular para que cambien las cosas en Filipinas, o los de la extrema derecha, que añoran un regreso de Marcos.
Por vez primera en la historia filipina se ha presentado una coalición de partidos políticos de la izquierda no comunista.
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