_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Armas a Irán; palabras y hechos

LAS INFORMACIONES publicadas estos días en EL PAIS (9, 10 y 11 de mayo) muestran con detalle cómo España envía armas a Irán, un país en guerra, y que figura, por tanto, en la lista de aquellos a los que está prohibido suministrar armamento. Resulta incluso que España sirve como escala-relevo para reexpedir material fabricado en otros países hacia Irán. Estos envíos no tienen un carácter ocasional, sino regular: con la frecuencia mínima de uno mensual están saliendo cargamentos desde Barcelona.Ante las numerosas interrogaciones sobre esta cuestión, formuladas tanto por la Prensa como por diputados de la oposición, la respuesta del Gobierno ha sido siempre una negativa: España cumple sus obligaciones en -esa materia, y, por tanto, no envía- armas. Es cierto que el presidente del Gobierno, Felipe González, en el debate sobre el estado de la nación, a la vez que negaba que España hubiera autorizado "ni una sola exportación de armas a Irán", añadía: "Cabe la posibilidad de que lleguen armas por via indirecta de terceros países. Nosotros hacemos lo posible por evitarlo". Sin embargo, nuestras informaciones -que no han sufrido ningún desmentido- demuestran que gran parte del material es de fabricación española y que los envíos se realizan desde Barcelona a un puerto iraní. Es cierto que en los documentos figura un último destinatario falso, un puerto de un país no en guerra. Es un truco viejísimo para encubrir operaciones de este género. Con los datos facilitados por este periódico puede el Gobierno esclarecer quiénes y cómo se han vulnerado sus disposciones en este vidrioso asunto.

Más información
El consorcio español International Technology canaliza los envíos de armas a Irán e lrak
Con cien camiones por barco

De esta manera se disiparían las dudas de que se acepta el hábito de la doble verdad en estas materias. Están en juego principios serios. La prohibición de vender armas a ciertos países, en guerra o dominados por odiosas dictaduras, responde a unas razones políticas que los electores han respaldado al votar al partido socialista. Aceptar esta práctica mientras se mantiene de palabra la política contraria es un escándalo que quita credibilidad al Gobierno y erosiona la confianza de los ciudadanos en la democracia.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Estos suministros de armas españolas a Irán parecen independientes de los envíos fomentados por EE UU. Pero, en otro caso, el Irangate sí nos ha afectado: se trata de los dos diplomáticos de EE UU detenidos en Barajas en octubre pasado con un maletín con cinco millones de dólares. Episodio celosamente guardado por los organismos oficiales de información y puesto también al descubierto por las informaciones de la Prensa.

Las autoridades españolas les soltaron al cabo de 28 horas porque fueron "avalados por organismos competentes españoles". Acto del todo anormal: ningun organumo español es competente para hacer cesar las indagaciones sobre una ilegalidad cometida en España. Además, la desaparición en el archivo de Barajas del acta relatando lo ocurrido demuestra que una ilegalidad fue tapada por otra. Se alegó que se trataba de una operación contra la droga, pero ahora resulta que esos fondos podían provenir de las ventas de armas a Irán, y su destino podía ser una cuenta de la contra en Suiza.

Cuando surge un tema que el Gobierno considera molesto, su única obsesión es taparlo. Es absurdo que no tome en su mano el dar a la opinión las explicaciones más claras posibles, incluso reconociendo los posibles errores del Ejecutivo. Tal actitud elevaría la confianza de los ciudadanos. Estas cuestiones merecen algunas explicaciones. El Gobierno tiene los medios suficientes para esclarecer estos episodios; el Parlamento sería conveniente que se enterara de lo sucedido, y, así, los ciudadanos podremos tener elementos de juicio sobre el ejercicio del poder y la adecuación de sus actuaciones a sus declaraciones de principio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_