El estreno de 'Aida' conmociona la vida de Egipto
La reina Sofía asiste al montaje de la ópera de Verdi en el templo de Luxor
El "mayor acontecimiento cultural en la historia moderna de Egipto", según las autoridades oficiales de El Cairo, estaba previsto iniciarse anoche con el estreno de la ópera Aida, de Giuseppe Verdi, en el templo de Luxor, construido hace 3.200 años en honor a Amón por el faraón Amenofis III y ampliado posteriormente por el gran Ramsés II. La producción de la Arena di Verona ha conmocionado al país. Tiene un coste de 1.250 millones de pesetas y en el reparto figuran como principales intérpretes Plácido Domingo, Maria Chiara y Fiorenza Cossotto. Como invitada especial figura la reina Sofía, que está acompañada por su hija la infanta Cristina, su hermana la princesa Irene y el ministro de Cultura, Javier Solana. Entre los asistentes se encuentran también el presidente egipcio, Hosni Mubarak; el rey Hussein de Jordania, y la princesa Carolina de Mónaco.
Según fuentes turísticas de Luxor, que se encuentra a 721 kilómetros al sur de El Cairo, el overbooking en los hoteles alcanzará al 73% de los turistas que hayan pretendido hacer coincidir su visita a la histórica Tebas con el "mayor acontecimiento cultural en la historia moderna de Egipto", según la calificación dada por la propaganda oficial a estas 10 representaciones de Aida, que tendrán lugar a partir de hoy. Nadie duda ya de que el. aeropuerto y los vestíbulos de los hoteles van a convertirse en refugios de fortuna para muchos amantes del antiguo Egipto, sazonado con pimienta lírica de indisimulada procedencia europea.Porque de un espectáculo europeo y para europeos se trata, efectivamente. Los 4.700 afortunados que consigan alojar sus posaderas en uno de los asientos al aire libre especialmente preparados para la ocasión habrán pagado entre 250 y 750 dólares (entre 34.500 y algo más de 100.000 pesetas), cifras obviamente prohibitivas para el ciudadano egipcio, cuyo sueldo medio se sitúa sobre las 10.000 pesetas.
Pese a ello, no parece que el negocio vaya a salirle redondo a Fauzi Metualli, empresario egipcio nacionalizado austriaco que, desde su agencia de viajes en Viena, y contando con el aplauso oficial de las autoridades cairotas, ha organizado todo el tinglado. Según hizo saber a la Prensa local, de las 35.000 entradas disponibles para las 10 representaciones se vendieron hasta hace dos días solamente 14.000, al tiempo que Metualli manifestaba haber perdido ya un millón de dólares (125 millones de pesetas). La producción, de la que se responsabiliza la Arena di Verona, experta en los grandes espectáculos operísticos al aire libre, tiene un coste global de 10 millones de dólares (1.250 millones de pesetas).
Un obelisco metálico
Se han tenido que hacer, efectivamente, grandes obras de acondicionamiento del templo y sus alrededores, en las que se ha trabajado febrilmente hasta el último momento. En las orillas del Nilo se ha producido una afluencia mayor a la habitual de embarcaciones turísticas, por lo que ha habido que ampliar los muelles así como el aparcamiento adyacente, que deberá dar cabida a no menos de 450 autocares.
Un imponente obelisco metálico, reproducción del que adorna la plaza de la Concordia de París, ha sido colocado a la entrada del templo, mientras que en el escenario han estado trabajando más de 200 técnicos europeos para iluminar la representación y dotarla de los necesarios recursos teatrales.
En cuanto al reparto, participan cerca de 1.000 comparsas, que darán vida a la marcha triunfal más espectacular de la historia de la ópera. Las mismísimas fuerzas armadas egipcias intervinienen en la representación poniendo sus conocimientos tácticos al servicio de las grandes escenas bélicas entre las tropas egipcias y las etíopes, cuyo realismo quedó así asegurado, sin que nadie deseara que llegase hasta sus últimas consecuencias.
Problemas muy particulares ha tenido el coreógrafo norteamericano Denis Wayne, debidos en buena medida a la época del año que vive Egipto. Desde hace pocos días, el país celebra el Ramadán, que se alargará durante prácticamente todo el mes de mayo: ello obliga a una estricta observancia de las leyes coránicas, y entre ellas figura la de que hombres y mujeres no pueden bailar juntos, ni siquiera sobre un escenario de teatro.
Además, para las mujeres se ha hecho necesario idear un vestuario especial, acorde con las normativas de la decencia islámica. Por lo demás, se ha solicitado que el muezín de la mezquita de Abú el Haggag, situada dentro del recinto del templo, no haga uso de la megafonía durante la representación en las prescriptivas lecturas del Corán.
De la seguridad de las personalidades que asistirán al estreno se han responsabílizado las autoridades egipcias, que hasta ahora se han mostrado muy cautas a la hora de dar nombres. El propio Metualli se negó hace unos días a facilitar a los medios informativos la lista de los asistentes más ilustres.
Se sabe, sin embargo, que Hosni Mubarak estará presente, acompañando al rey Hussein de Jordania, que vista El Cairo para mantener conversaciones con el presidente egipcio, cinco días después del cierre de todas las oficinas de la OLP en Egipto y tras la derogación, la semana pasada, por parte del Consejo Nacional Palestino, del acuerdo jordano-palestino de Animan. También estará presente la princesa Carolina de Mónaco, llegada el miércoles a la capital y que visitará Luxor durante los próximos cuatro días.
La Embajada española en El Cairo se encontraba estos días en plena efervescencia ante la visita de la reina Sofía, anunciada algunas horas antes. Aunque en este país todo parece resolverse por improvisación de última hora, no es fácil superar los problemas de alejamiento, ni siquiera cuando de altas personalidades se trata.
La Reina y su séquito -entre el que se encuentra también el jefe de la Casa Real, el marqués de Mondéjar, y el secretario general de la misma, Sabino Fernández Campo- llegaron poco después de la una de la tarde del viernes a El Cairo a bordo de un Mystère de las Fuerzas Armadas. Se hospedan en el palacio Tahra de la capital, donde ya lo hicieron en sus últimas visitas a Egipto el príncipe Felipe y el presidente del Gobierno, Felipe González.
Babelia
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