Peligroso paisaje mental

Puede decirse que esta larga pieza es uno de los monumentos de la coreografia norteamericana de este siglo. En ella están las claves de muchas cosas que pasaron después. Esta consideración es común a muchas obras de la Graham (baste recordar, de la pasada gira española, Cada alma es un circo y El penitente), lo que en gran medida justifica la dosis de trascendencia de su trabajo creador.La obra data de 1958, apogeo de su madurez (cuando aún tenía sentido la vanguardia), cuando produciría este algo estructuralmente perfecto, con la densidad que aportan Halim El-Dabh con una partitura avanzada, sin concesiones, y por otra parte Isamu Noguchi, con un decorado sobrio donde todo aparece estilizado. Sólo hay grandes voces en el color, pero está aplicado de manera tan segura que no desentona ni resalta.

En este ballet Graham acude a la geometría, haciendo un uso estricto de los bloques corporales. Siempre prefirió el cuerpo masculino escultural y la mujer menuda pero fuerte, un poco el reflejo de sí misma. La arquitectura del bailarín norteamericano, tan diferente del europeo, está basada en un triángulo cuya base más alta es la cintura axial. Así, el baile está diseñado como si las extremidades debieran dibujar en el aire los límites de la composición. También hay que señalar que técnicamente un bailarín de Graham tiene una formación muy diferente de uno clásico-académico, y parte de las diferencias están en ese triángulo de la espalda, su colocación, uso y rigidez.

En Clytemnestra todos estos aspectos de estilo están supeditados a una narración. Ningún tecnicismo se impone al acto artístico, y ésta es la razón de su alta calidad coreográfica. La tragedia clásica no es un pretexto para armar unas danzas, sino parte de la razón del ballet, su ideología, relacionada con la indagación psicoanalítica.

Escultura arcaica

La iconografía de la Grecia arcaica aportó la silueta de las poses y soluciones de grupo que hacen relación natural con otras dos piezas capitales del siglo XX: el Apolo Musageta, de Balanchine, y la Fedra de Lifar.El prólogo es un fresco pintado sobre la frontalidad, y el primer acto un desfile de fantasmas sobre un estricto trazado de diagonales. Hacia el final, las composiciones se hacen simétricas y abiertas, pero dentro de una economía de la expansión. Las acciones de este ballet ocurren con cierto hieratismo, a la manera del teatro clásico japonés. Debe recordarse que fue el mayor momento de influencia de Noguchi sobre Graham.

Hay varias anécdotas del ya hoy lejano estreno de Clytemnestra: rechazo, asombro, elogios y duras críticas. Los que la negaron han vuelto a amarla; un efecto de reflujo, esa razón que da el tiempo; algo parecido al que tuvo la propia Graham con respecto a la danza clásica.