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"No me gustaría nada ser el artista de moda"

Eduardo Chillida se enteró de que había recibido el premio Príncipe de Asturias de las Artes cuando, hacia las dos de la tarde de ayer, volvía con su mujer para almorzar en la casa madrileña de Guiomar, la mayor de los ocho hijos del artista vasco. Entregado estos días a terminar el trabajo que realiza en Arganda sobre Gregorio Marañón y obsesionado por los preparativos de la inauguración de su obra Elogio del agua que hoy sábado se inaugura en Barcelona, lo primero que pensó Chillida fue que no iba a tener tiempo para recoger el galardón. Luego, cuando le aclararon que el premio se entrega en otoño, se tranquilizó, pensando que "se había quitado otra liada de en medio", y se alegró de que "un jurado tan independiente y diverso" le hubiera dado a él la mayoría de sus votos.Rodeado de su familia, este escultor nacido en San Sebastián en 1924 recibía ayer agradecido las llamadas de felicitación de algunos miembros del jurado que le había otorgado el premio (Antonio López y Antonio Pedrol Rius fueron los primeros en llamarle) y atendía la incesante visita de los periodistas. En el jardín de la casa de su hija, Chillida aseguraba que no sabía cuáles eran los méritos que el jurado había encontrado a su obra. "Lo que a mí me interesa" decía, "es seguir trabajando como siempre. Lo que yo soy es un corredor de fondo".

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Aunque durante los últimos años la creatividad de Eduardo Chillida ha ido acaparando los más importantes premios, él valora como especialmente importante el obtenido en la 29ª Bienal de Venecia. "Todos son igual de importantes porque acaban siendo un estímulo. De todas formas, los premios son de estos últimos años, porque es curioso que hasta 1970 yo sólo era conocido como portero de la Real, no por mi trabajo de escultor".

El aspecto negativo que estos premios puedan traer consigo están, en opinión de Chillida, en que le puedan quitar parte del tiempo que él quiere dedicar a la escultura. "No me gustaría nada ser un artista de moda", asegura, "porque el estar de un lado para otro te acaba quitando independencia, y un artista debe ser libre e independiente".

Tanto en su trabajo como en la escultura que realizan otros artistas contemporáneos, Chillida dice mostrarse interesado por "lo nuevo, inesperado e insólito. La fuerza de esta época está en la pluralidad. Ya hace tiempo que no se puede hablar de la vanguardia, sino de las vanguardias, y eso es un inequívoco síntoma de vitalidad". Aunque dice no disponer de mucho tiempo para ver exposiciones de otros artistas y ayer concretamente vio frustradas sus ganas de ver la muestra dedicada a Cy Twombly, Chillida opina que la escultura vive un momento óptimo, con muy buena gente.

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