Y ahora, la arquitectura débil
Profesionales europeos certifican en Barcelona el final del movimiento posmoderno
Las Reales Atarazanas, de Barcelona, fueron el escenario durante tres días del total olvido del movimiento posmoderno en arquitectura por parte de 12 arquitectos de Europa occidental que presentaron ponencias en un encuentro sobre arquitectura europea contemporánea. Hubo más referencias a Mies van der Robe y a Le Corbusier que a Venturi, Graves o al primer Rossi. Ante un centenar de profesionales y estudiantes, se echó a la mar de las etiquetas el término de arquitectura débil como característica de la actual situación de la cultura arquitectónica. El seminario, clausurado ayer, estuvo organizado por la universidad Internacional Menéndez Pelayo, con la colaboración del Colegio de Arquitectos de Cataluña y la Diputación de Barcelona.
La intención del seminario era la de servir de "punto de encuentro de la producción teórica y proyectual europea renovadora". El director del mismo, Josep Lluís Mateo (Barcelona, 1949), arquitecto y crítico, director de la revista Quaderns, ya había anunciado esta "voluntad renovadora" en los proyectos, ideas y discursos por parte de los ponentes más con vistas al futuro y a lo desconocido que a "la tranquilidad de lo colonizador". En el contexto de la tradición europea y en una sensación de orfandad "frente a los maestros operantes", reivindica la proximidad artesanal y no la distancia modernizadora.Los arquitectos elegidos combinaron la reflexión teórica con la exposición de sus proyectos y realizaciones. El más veterano y esperado era el portugués Álvaro Siza, de 54 años, que acaba de concretar el proyecto de 90 viviendas sociales en el Poble Sec, de Barcelona, por encargo del Ayuntamiento de la ciudad. Los otros ponentes fueron el francés Jacques Lucan (1947), los austriacos Wolf Prix (1942) y Dietmar Steiner, el alemán Wilfried Wang (1957), los suizos Jacques Herzog (1950) y Miroslav Sik (1953), el holandés Rem Koolhaas (1944) y el italiano Francesco Venezia (1944).
La arquitectura española, sobre todo catalana, fue expuesta en las ponencias presentadas por Josep Lluís Mateo e Ignasi de Solà-Morales y en los proyectos de Albert Viaplana y Helio Piñón.
Ignasi de Solà-Morales (Barcelona, 1942), catedrático de Composición, investigador de la arquitectura contemporánea, tuvo el valor de ofrecer una teoría de la situación presente de la arquitectura, tras la crisis del proyecto moderno, a la que calificó de "arquitectura débil", en alusión a la "filosofía débil" puesta en circulación por los italianos en los últimos años. Entre las características de esta arquitectura débil señaló un cierto fundamentalismo, como retorno a la pureza de los orígenes. Frente a esta revisión fundamentalista está la figura más crítica del regionalismo (Kenneth Frampton), que ofrece una idea de la resistencia y confrontación. Desde la noción de arqueología (Foucault, Derrida) se aplica a la arquitectura la experiencia de la superposición, la discontinuidad en el tiempo, los distintos pliegues de una misma realidad.
Condición decorativa
Otras características de esta arquitectura débil son su condición decorativa, de lo no esencial, y la monumentalidad, la idea de monumento como un producto artístico que se presenta como un recuerdo. Estas notas fueron desarrolladas sobre obras concretas en artistas plásticos (Duchamp, Serra) y arquitectos (Jujol, Hauffmann, el pabellón de Mies van der Rohe en Barcelona).El crítico francés Jacques Lucan aportó una mayor polémica al analizar la arquitectura contemporánea desde 1920 a 1985 y la actual etapa de transición hacia el nuevo siglo. Recoge la idea de arquitecto artesano, en el sentido del que domina los medios de producción, como una postura anacrónica y nostálgica. Otro peligro es convertirse en iconografía, con la imagen de marca del arquitecto. Al hablar de singularidades, tuvo un recuerdo para Ricardo Bofill.
Jacques Lucan elogió la situación de la arquitectura española, sobre todo en Barcelona, Madrid, País Vasco y Sevilla, diciendo que era rica y abundante. Menos suerte tuvo Italia, que según el crítico y profesor francés se ha agotado y sólo) realiza exposiciones. La referencia que hizo a la arquitectura artesanal y angelical de Jacques Herzog, tras la exposición de los proyectos por el propio autor suizo, tuvo como respuesta: "Esta arrogancia intelectual es inadmisible".
Contra el arte
Jacques Herzog, representante. de una renovadora arquitectura suiza, había defendido una arquitectura inteligible y con impulso político, iluminadora y comprensible, en abierta oposición al estilo posmoderno que explota las formas históricas con una visión irónica. "La actitud consumista va contra el arte. El nivel conceptual de cada proyecto nos libera de un estilo personal". Defiende una interpretación más lírica e intimista, con una mayor sensibilidad por los proyectos, sus formas y materiales, como también ocurre en las posturas de Álvaro Siza o Francesco Venezia.Al preguntar el suizo Miroslav Sik por las relaciones entre el trabajo proyectual y la política, Herzog defendió la arquitectura con sentido político. "No queremos actuar como decoradores sino hacer un todo inteligible y legible donde sea posible comprender el mundo en que vivimos".
Las necesidades sociales y masivas fueron aplicadas por el holandés Rem Koolhaas en la construcción en altura en el contexto europeo, con las diferencias que pudo observar durante sus estudios en Nueva York. Los proyectos de rascacielos en Rotterdam y la Haya fueron presentados como esculturas que rinden justicia a los elementos históricos.
Babelia
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