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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El golpe monocromo

La coreografía de Josefina Tomás, que abrió el nuevo espectáculo de este grupo que ya parece haber alcanzado la estabidad, es una exploracioón retro, en el sentido que no plantea nada nuevo, ningún descubrimiento hacia lo desconocido, sino que, por el contrario, revaloriza una serie de experimentos kandinskianos, de la época en que Bauhaus incursionó en la danza.Gerhard Bohner, bailarín alemán e investigador, ha resucitado las danzas de aros, telas y palos, trayendo a nuestros días la experiencia otrora novedosa de Gabo, de Moholy-Nagy y de Leger. Estas piezas junto al, Ballet Triadique, constituyen el monumento fundamental de este género.Es un viejo principio donde el movimiento ha de ser concreto, asido a un dibujo de geometría casi plana. Es la herencia del maquinismo Y su efecto sincopado, frío, de resultado esquemático. Alwin Nikolais, por vía bien diferente, usó y abusó también de las telas elásticas, la prolongación de las extremidades, y las placentas de donde surgen los bailarines. El accesorio, por muy ingenioso que sea, debe desaparecer en su uso dancístico, que no se imponga nunca sobre el baile.

Madrid D

C. Ballet ContemporáneoNudos: Josefina Tomás / Stokhausen; En ningun lugar: Denis Perdikidis.Dirección: Josefina Tomas y Teo Camacho. Circulo de Bellas Artes. Madrid 21 de abril.

En este ballet de Mujeres no sucede así, y el juego, establecido sobre una técnica irregular y a veces relajada o descuidada, no logra hacer una hilación correcta de las rnicroescenas. Hay también un maquillaje erróneo y unos postizos, como colas amazónicas, que nada tienen que ver con el conjunto estético que se intenta fijar.

No hay melodía en el movimimiento sugerido por Josefina Tomás, sino solamente un esquema del acontecimiento sonoro.Denis Perdikidis se refugia, por su parte, en la repetición, con resultados agobiantes para el espectador. Su experimento sigue siendo doméstico, imitativo, recurrente en ese fisch a lo Pina Bausch.

Las bailarinas percuten en suelo con el pie plano, a talón sangrante, pero todo se queda ahí, sobresaliendo solamente la escena final, a partir de esa diagonal que produce el efecto de una cinta ondulante.

El cambio de tono, la coherencia de esa escena, es el mejor momento y el único en el que las bailarinas se integran resueltamente con el taconeo infernalmente inútil. La danza propiamente dicha tiene fuerza gestual, pero le falta acabado y, sobre todo, credibilidad.

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