Arte y extravagancia en la exposición de Fabergé
Un globo aerostático sobrevuela Lugano para inaugurar la muestra de Villa Favorita
En la mañana de un Domingo de Ramos, el zar Nicolás II regaló a su esposa una joya, el huevo del Capullo de rosa. Hoy, en la pascua de 1987, un globo aerostático con la forma de aquel huevo sobrevuela el cielo de Lugano (Suiza). De esta forma se abre oficialmente la exposición que en aquella ciudad muestra 130 piezas de orfebrería realizadas por el artista al servicio de los zares Peter Carl Fabergé, entre las que figuran 12 huevos de pascua de los Romanov. Dos coleccionistas privados, Malcolm Forbes y Hans Heinrich Thyssen, han organizado esta exposición, en la que se enlazan el arte y la extravagancia.
El globo aerostático, procedente de Bristol (Inglaterra), lo conduce el propio Malcolm Forbes, que también es coleccionista de estos artilugios voladores y ha batido varios récords como piloto.Forbes, un importantísimo coleccionista de arte que fundó la Forbes Magazine Collection, con sede en Nueva York, vio por vez primera un huevo de Fabergé cuando, siendo joven, leía un libro sobre la I Guerra Mundial.
Al parecer, el capítulo de la Revolución rusa estaba ilustrado con uno de los huevos imperiales de Fabergé, como ejemplo de la extravagancia de los reinados rusos del período prebélico. Años después, Forbes regaló a su esposa una pitillera de Fabergé que dio comienzo a su colección.
Villa Favorita, la residencia del barón Thyssen en Lugano, acoge esta exposición, llamada Fantasías de Fabergé en la colección Forbes, hasta el 7 de junio, siendo la primera vez que una parte tan importante, de esta colección se exhibe en Europa.
El orfebre Peter Carl Fabergé (1864-1929) fue nombrado artificial imperial por los zares Alejando III y Nicolás II y presidió una firma que llegó a emplear a más de 500 artesanos.
La casa Fabergé produjo lujosas piezas de orfebrería para la aristocracia de todo el mundo de la época. Exiliado en 1918, ya para entonces tenía abiertos comercios, incluso en Londres. Cofres, relojes, portarretratos o pitilleras, además de los huevos imperiales, componen la exposición de Villa Favorita, donde, además, se puede visitar la colección de pintura clásica de Thyssen-Bornemisza.
El lujo, la meticulosidad y la originalidad se unen en las piezas de Fabergé. De un huevo de pascua sale un capullo de rosa o una carrocita de oro; de un árbol del que penden diamantes y amanitas emerge un pájaro que canta; un corazón ribeteado de perlas oculta las fotos, todo en miniatura, del zar Nicolás II, la zarina Alejandra y su hija, la gran duquesa Tatiana.
Carta de Roosevelt a Einstein
Objetos muy del gusto de Malcolm Forbes, en cuya colección hay, además de 300 piezas de Fabergé, unos 100.000 soldaditos de plomo, 500 barcos de juguete y otras tantas motos en miniatura. La Forbes Magazine Collection posee también medio millar de cuadros y esculturas, desde Rubens hasta Renoir, y un importantísimo archivo de documentos históricos de Estados Unidos, entre los que está la carta de Roosevelt a Einstein en la que le solicitaba permiso para producir la bomba atómica.Aquel primer objeto que Malcolm Forbes compró a su esposa en los años cincuenta dio origen a una colección de tal magnitud. En 1965, la Forbes Magazine Collection se instituye formalmente.
El hijo del coleccionista, Christopher Forbes, que acudió el pasado lunes a Villa Favorita para presentar junto al barón Thyssen la exposición a la prensa, es hoy el vicepresidente de la Forbes Magazine, que presume de poseer el mayor número de huevos imperiales en poder de un solo coleccionista.
El Kremlin sólo tiene 10, y en la colección Fabergé de la reina Isabel II de Inglaterra sólo hay un par de ellos.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.