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EL JUICIO SOBRE EL SINDROME TÓXICO

Los hermanos Ferrero desobedecen a sus abogados

Elías y Ramón Ferrero, copropietarios de Raelca, la empresa que distribuyó entre los consumidores el aceite de colza industrial, han desobedecido a sus respectivos abogados durante los interrogatorios del juicio sobre el síndrome tóxico, según han señalado fuentes de la defensa. Elías Ferrero, cuyo interrogatorio concluyó en la sesión de ayer, se negó a contestar al fiscal, en contra de las indicaciones de su letrado, Dimas Sanz, y Ramón Ferrero hizo lo contrario: respondió a las preguntas de los acusadores a pesar de que el defensor, José María Serret, le había pedido que guardara silencio.

Dimas Sanz entendía, según las referidas fuentes, que su defendido debía responder al fiscal, teniendo en cuenta la figura institucional del acusador público y que se supone que en todo proceso intenta simplemente esclarecer la verdad. Asimismo, de esta forma podría mostrar su deseo de colaboración con la justicia. En cambio, el letrado prefería que no respondiese a los acusadores, cuyas preguntas son siempre más agresivas, lo que puede inducirle a errores.Elías Ferrero, de 36 años, de profesión conductor antes de dedicarse al sector de los aceites, permaneció en silencio el lunes durante el interrogatorio del fiscal. Sus asesores jurídicos le hacían señas desde las sillas para que modificase su actitud, pero no lograron, ni uno ni otros, arrancarle palabra. En una pausa, los defensores le preguntaron por qué no había seguido sus indicaciones, y el procesado les respondió que era incapaz de articular palabra, abrumado por la situación. Era la primera vez que iba a hablar en público.

En el interrogatorio posterior a cargo de los acusadores -que concluyó en la mañana de ayer-, Elías Ferrero permaneció en silencio, como era lo convenido. Pero intervino en tres ocasiones, siempre con el desacuerdo de sus letrados: no sólo por el hecho de intervenir, sino por lo que dijo.

En primer lugar, manifestó que el doctor Antonio Muro -el investigador que sostenía la tesis de que el envenenamiento masivo se debió a unos. pesticidas- se murió de disgustos, y no de cáncer; más adelante respondió al letrado Antonio García Pablos con una pregunta similar a la que él le había hecho. "¿Y cuanto dinero gana usted?". Su afirmación más escandalosa, al menos por el efecto que tuvo en los presentes, fue la que vino a continuación: "Este sumario es falso". Tal aseveración le valió la protesta de varios letrados acusadores y una reprimenda del presidente del tribunal, quien le advirtió incluso que sus palabras pueden ser constitutivas de delito. Finalmente, en la mañana de ayer aseguró que las monjas afectadas por el síndrome tóxico en Casarrubios (Toledo) ya estaban enfermas 22 años antes. Fueron respuestas escuetas, pero claras.

Su hermano Ramón incurrió en la actitud contraria. En contraste con la timidez de Elías, el gerente de Raelca no resistió permanecer callado ante las preguntas de los letrados. En numerosas ocasiones respondió a voces: "¡Mentira!", "¡no es cierto", "¡no!". Y en su afán cayó en contradecir el lunes algunas versiones que había sostenido el martes anterior.

Ramón y Elías Ferrero eran los copropietarios, junto con Cándido Hemández Galán, de la empresa Raelca, marca formada con las sílabas iniciales de los nombres de los tres dueños. El acusador público pide para unos y otros, a los que supone en connivencia para este negocio, más de 10.000 años de prisión.

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