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Entrevista:

'Dos mil años de felicidad', un viaje a través de tres décadas de la izquierda europea

Las memorias de Macciocchi se publican en España

Lluís Bassets

"Dos mil años de felicidad". Éste es el deseo que Mao Zedong expreso a María Antonietta Macciocchi dirigiéndose a las mujeres antifascistas italianas en 1952. Treinta años después, el deseo del Gran Timonel sirve de título a las memorias de esta italiana menuda y sonriente, cuya vida atraviesa la historia de la izquierda europea desde la resistencia contra el fascismo hasta la construcción de una nueva nación, Europa La versión española de Dos mil años de felicidad (Espasa-Calpe) se presenta hoy en la Asociación de Periodistas Europeos en Madrid.

La travesía de María Antonietta Macciocchi no es un relato épico. Con ironía y humor, la escritora traza también el itinerario de un desengaño y de un combate permanente por la libertad y por la autonomía del individuo, en este caso mujer, para mayor dificultad.Pero la historia del libro es también la historia de una liberación. "Escribí el libro desde 1980 hasta 1983, fue una forma de reapropiarme de mí misma. En 1979, después de muchos años sin intervenir en la política institucional, fui como diputada al Parlamento Europeo. La dialéctica entre instituciones y libertad atraviesa todo mi recorrido intelectual. Escribía entre viaje y viaje. Reconstruía una época y pensaba a la vez en las limitaciones de Europa, esta Europa de la Vía Láctea, en la que se cuidó más a las vacas lecheras que a la cultura".

La vida de María Antonietta es un torbellino. Sus memorias empiezan diciendo: "María Antonietta corre...". Militante comunista después de la guerra, brillante periodista del PCI, con un primer matrimonio que la enlazó con una familia noble del partido, la joven Macciochi vivió en el núcleo mismo de la iglesia roja. Por eso sus memorias tuvieron una especial acogida tanto en Italia como en Francia.

El capítulo dedicado a Enrico Berlinguer fue "un ataque inno,ble", según los comunistas franceses. María Antonietta no sabe por qué milagro en la versión española no aparece el ataque innoble, aunque le han asegurado que es por razones editoriales.

"Escribí el libro para intentar comprenderme a mí misma, pero es también una recuperación de la memoria por parte de un testigo que no ha sido solicitado. Un testimonio molesto, por tanto". Uno de los episodios intelectuales que explican su condición de testigo molesto fue su relación con el escritor italiano Curzio Malaparte, anciano y fascinado por el maoísmo. Ya en el lecho de muerte le pidió a María Antonietta el carné del Partido Comunista Italiano. La foto que registra la historia muestra al secretario general Palmiro Togliatti entregándole el carné a Malaparte Fuera del ángulo de la cámara estaba el testigo incómodo.

Dos mil años de felicidad no transcurre tan sólo a través de la vida política e intelectual italiana desde la posguerra. En 1962, María Antonietta se encuentra en París como corresponsal de L'Unitá. A partir de este momento su vida transcurrirá entre dos ciudades como mínimo -París y Roma-, cuando no tres -también Estrasburgo-.

"Entonces llegó mayo de 1968. Para mí representa un año de liberación, una lección inolvidable. Aprendimos a dialogar Nunca había transmitido ideas fuera del periodismo y de lo que me encargaban en el PC. Mayo de 1968 me desintegró, fue una prueba que rompió toda disciplina, un momento de generosidad".

La periodista, convertida en escritora y en profesora de la nueva universidad de Vincennes, vivió a partir de aquellos años el orto y el ocaso de la última generación de grandes intelectuales franceses.

"He vivido siempre con una exigencia, que es la libertad de pensar, quizá porque he sido algo así como una -alumna de grandes personajes como Pier Paolo Pasolini, Curzio Malaparte o Louis Althusser. Siempre he encontrado una gran curiosidad de los grandes personajes hacia mí. Pero también Sartre y Barthes. Soy la pequeña heredera de una gran época".

Una 'outsider'

A pesar de la crisis ideológica de la izquierda, la desaparición de los grandes maîtres a penser, el desengaño de la política, el hundimiento de un mundo casi, María- Antometta afirma con obstinación que su reflexión autobiográfica no es crepuscular, pero sí se considera a sí misma como una outsider. "No estoy out, aunque esté fuera de juego. A veces en Italia me dicen que soy francesa. Quieren decir que estoy fuera del juego, de lo que dice Craxi y de lo que dice el PCI. Es un cumplido para mí. Estoy fuera de la alquimia del poder que se juega en lo político, en lo intelectual. A mí me producen un efecto negativo las carreras personales a plena luz. La vida es una escalera, que va subiendo hasta el paraíso. La religión del éxito ocupa el Corazón de Europa y de Estados Unidos. Y su final es el compromiso y la bellaquería".

Esta mujer endurecida por la vida tiene los ojos abiertos y no ha perdido un ápice de su capacidad de rebeldía. "Una de las razones del cansancio del pensamiento es la sumisión al poder, y más en concreto al poder de los medios de comunicación. El éxito de una vida parece que tiene su paso obligado en los medios de comunicación, en el espacio público. Yo vivo una vida de soledad".

Observa, por ejemplo, la rebelión de los jóvenes de hoy con mirada atenta.

"La única Europa real es la de los jóvenes, la de los estudiantes que se han movilizado este pasado invierno. Ellos son la prueba de la identidad europea. No haremos Europa sin ellos". De Europa, a María Antónietta le interesa sobre todo la cultura. Ella fue el alma de los congresos de intelectuales europeos en Venecia y Madrid y prepara ahora un nuevo encuentro, dedicado a los jóvenes y a la universidad, en Stuttgart en otoño.

"Los intelectuales europeos de este siglo, cuenta Claude LeviStraus, empezaron su carrera contra los colonialismos, en defensa de las sociedades colonizadas. Ahora la situación ha cambiado. Nos preguntamos si nuestra cultura está amenazada y si hay que defenderla. Nos preguntamos si nosotros, intelectuales, hemos cambiado de papel y estamos ahora entre los oprimidos. Nadie defiende ahora nuestros valores. Y hay unos valores europeos a defender. Una fortísima componente del pensamiento liberal y libertario que es sobre todo europea. Nos toca volver a casa, volver a Europa".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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