Apolonio y los documentos

"O hay Apolonio sin documentos o hay documentos sin Apolonio". Con esta frase, que ayer provocó la risa entre los asistentes a la Comisión de Economía del Conareso de los Diputados, Enrique Curiel, de Izquierda Unida, se quejaba de que no conseguía su propósito: discutir con Apolonio Ruiz Ligero, ex director general de Política Comercial, un documento sobre exportación de armas que remitió el Gobierno a las Cortes en febrero pasado y cuya paternidad, según el diputado, corresponde a Ruiz Ligero.Curiel pidió en noviembre pasado la comparecencia de Ruiz Ligero. Al anunciarle que acudiría en diciembre, el diputado comunista pidió un aplazamiento porque no tenía el documento que había pedido al Ejecutivo. Antes de que el papel requerido llegara a las Cortes, Ruiz Ligero, que por su cargo presíelía también la Junta Reguladora del Comercio Exterior de Armas, fue sustituido en enero pasado por Fernando Merry del Val, que fue quien compareció ayer. Curiel, sin embargo, optó por no plantear rirriguna cuestión a Merry y esperar a que se convoque a Ruiz Ligero, razón por la que,también aplazó la presentación de una moción para instar al Gobierno a elaborar una ley sobre el control de las ventas de armas.En la primera parte de su intervención, Curiel acusó al Gobierno de "tenebrismo informativo" en este terreno -las actas de la junta reguladora han sido declaradas secretas- y dio datos sobre ventas a Chile y Suráfrica. En su respuesta, el, secretario de Estado de Comercio, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, no sólo reconoció que el Ejecutivo autorizó hasta agosto de 1986 ventas a Chile -en contra de afirmaciones del ministro de Defensa-, sino que añadió que se cumplirán contratos anteriores.Femández Ordóñez explicó que no se venden armas a países embargados por la ONU o la CEE ni a países en guerra.