Mauritania conjuga el respeto a los preceptos islámicos con una cierta apertura a Occidente
Mauritania se presenta ante el resto de la comunidad de naciones como un país de régimen moderado y en cierta medida prooccidental. El islam es la religión oficial del país; en Chingueti, en el interior, se encuentra la séptima ciudad santa mauritana, y desde 1980 se aplica la ley islámica. El alcohol fue prohibido tan sólo hace unos meses, pero no para frenar excesos, que generalmente no se han producido en una población tradicionalmente abstemia, sino para compensar a los emiratos árabes del golfo Pérsico, que están ayudando a reconstruir el país.Oficialmente existe una tendencia a la arabización en la enseñanza, algo dificil en este país bilingüe, donde lo árabe representa un 40%. frente a un 60% netamente africano. Profesores egipcios, libios, marroquíes y argelinos copan, en el marco de la cooperación educativa, los liceos y centros de enseñanza. La cooperación técnica, sin embargo, es eminentemente occidental, con Francia, anterior potencia colonial, a la cabeza.
Aparentemente, la convivencia entre árabes y negros es normal en este país sahariano, y especialmente en su capital, Nuakchot. No obstante, las diferencias sociales son acusadas. La división no se efectúa por el color de la piel, sino más bien por el origen de una y otra comunidad. El árabe de origen beduino y el negro arabizado -éste último descendiente de esclavos pero asentado en el país desde hace siglos- forman la elite dirigente, si bien el primero es el que ocupa los puestos de mayor responsabilidad y el segundo los accesorios o medios. La comunidad restante es la verdaderamente negroafricana, que procede de la zona del río Senegal y de otras regiones subsaharianas y realiza el verdadero trabajo pesado del país.
Incidentes raciales
En septiembre último se produjo el primer proceso serio por problemas de tipo racial, con penas de seis meses a cinco años de prisión para los alborotadores. El origen de los disturbios fue la enseñanza. En un congreso de estudiantes, la mayoría negra exigía acabar con la docencia de las clases en árabe. El ministro del Interior, el coronel Anne Amadu Babali, negro toutcouleur, había sido reeemplazado en agosto por el teniente coronel Yibril Uld Abdalá, árabe blanco, hijo de un suboficial francés y considerado hoy día como el brazo derecho del jefe del Estado, Mauia Uld Taia.
En la comunidad negro-africana de Mauritania se dan cuatro etnias principales: wolof, peul, toutcouleur y soninké. No hablan generalmente el árabe y el elemento de comunicación más fácil es la lengua colonial: el francés. Mauritania sólo dispone de un periódico, Al Chaab (El Pueblo), con una edición diaria en árabe y otra en francés; un canal de televisión, donación iraquí, con apenas cuatro horas de emisión, que ofrece un telediario en árabe y otro en francés, y una radio estatal que emite prácticamente todo el día. La radio, además de emplear el francés y el árabe, ofrece a mediodía un informativo "en lenguas populares".
La mujer en Mauritania, alcontrario que en otros países árabes, juega un papel destacado no sólo en la organización familiar sino también en la calle. El propio presidente Mauia Uld Taia, en un viaje que la pasada semana realizó a la región de Asaba (en el interior del país), dijo: "La participación de las mujeres en los trabajos productivos constituye un motivo de gran orgullo para nuestro país". -Y añadió: "Al igual que el hombre, debe de aprovechar la actual campaña de lucha contra el analfabetismo". La participación ac tiva de la mujer, que en algunos aspectos goza aquí de mayor libertad que en otros países árabes más occidentalizados del Magreb; la lucha contra el analfabetismo y la democratización de los municipios son, junto a la consolidación del Estado mauritano, los puntos programáticos en este año de la clase dirigente de Nuakchot. Otra preocupación es la reconstrucción de su agricultura, aniquilada por 13 años de sequía, y la necesidad de sobrevivir económicamente, para lo cual juega un importante papel la ayuda humanitaria exterior.
Mauritania vive esencialmente del hierro de sus minas de Zuarate (un ferrocarril construido por los franceses se encarga de transportar el mineral desde, el interior del país, y al ras de la frontera meridional del ex Sáhara español, hasta la capital económica y portuaria de Nuadibu) y de la pesca, ya que sus costas cuentan con los mayores recursos haliéuticos del mundo.
En Mauritania no sólo pescan buques españoles, sino también coreanos, soviéticos y rumanos, y existen a su vez sociedades mixtas de este tipo con países como Libia y Argelia.
El centro logístico y de aprovisionamiento de Mauritania está en las islas Canarias, su verdadero almacén de necesidades. Fuentes comerciales españolas estiman en 13.000 millones de pesetas las compras directas que anualmente realizan los mauritanos en el archipiélago, especialmente en Las Palmas. El total alcanza los 20.000 millones, suma que se ve incrementada por la reparación de pesqueros en astilleros del archipiélago español. Canarias está conectada con Mauritania por vía aérea con Nuakchot y por vía marítima con el puerto norteño de Nuadibu.
El ministro español de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, ha realizado esta semana una visita de dos días a Mauritania al término de la cual se llegó a acuerdos de cooperación en materia de energía solar y de agricultura.
Este país sahariano fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas en diciembre pasado como uno de los menos desarrollados del mundo.
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