El trampolín del Pacífico
"Un pequeño vendedor de transistores". Así definió con desaire, en 1962, el entonces presidente francés, Charles de Gaulle, al primer ministro japonés, Hayato lkeda, de visita oficial en París. En 1986, la primera ministra británica, Margaret Thatcher, saludaba la apertura de una planta de Nissan, la segunda empresa de automóviles de Japón, en la ciudad de Newcastle. En otro países europeos se recibe con brazos abiertos la operación de salvamento de compañías en crisis por parte nipona. EE UU, la CE y la URSS se disputan, ahora el comercio con el Pacífico.
La Europa comunitaria asume la realidad del gigante japonés, al tiempo que se propone potenciar sus relaciones con Japón y con el resto de los países de la cuenca oriental del Pacífico, que con sus 2.400 millones de habitantes y aproximadamente el 20% del producto nacional bruto mundial es el océano del futuro y sobre el cual ha decidido poner también los ojos la URSS.La costa asiática se convirtió a comienzos de esta década en foco de mayor atracción para Estados Unidos, al convertirse en principal socio comercial de los norte americanos, reemplazando a Europa occidental, El reforzamiento de los lazos políticos y económicos con los países de la región fue una de las tareas primordiales que se propuso el presidente Ronald Reagan cuando llegó a la Casa Blanca en enero de 1981 subrayando que EE UU es una "nación del Pacífico".
La cuenca oriental del Pacífico tiene uno de los ritmos de crecimiento económico más fuertes del mundo, pese a haber sufrido en los últimos años un ligero retroceso, debido a los efectos negativos de la caída de los precios de las materias primas, el descenso del dólar, el proteccionismo en EE UU y la incertidumbre política en varios países.
El volumen de intercambios comerciales de EE UU con Asia superó en 1983 por primera vez al que tenía ese país con Europa, pasando de 42.000 millones de dólares (5,4 billones de pesetas) en 1975 a 200.000 millones en 1985. Este cambio se debió sobre todo al fuerte incremento de las exportaciones japonesas a EE UU, cuyo déficit comercial de 173.000 millones de dólares el pasado año se debió en una tercera parte al desequilibrio de los intercambios con Japón, y en una importante medida al comercio existente con los países asiáticos recientemente industrializados -Corea del Sur, Taiwan, Singapur y el enclave británico de Hong Kong-, conocidos como los cuatro pequeños dragones.
Los aires a favor de medidas proteccionistas en el Congreso de EE UU, que han arreciado tras la victoria demócrata en las elecciones legislativas de noviembre pasado, van a frenar la penetración de los países asiáticos en el mercado norteamericano, y las fricciones con el gigante del Norte pueden beneficiar a la CE y a la URSS.
El máximo dirigente del Kremlin, Mijail Gorbachov, anunció en julio último en Vladivostok que la URSS quiere incrementar sus lazos políticos y económicos con los países ribereflos del Pacífico, concentrándose en particular en China y Japón, en un intento de aprovecharse del milagro económico asiático.
Por su parte, la CE ha decidido aumentar su proyección en la cuenca del Pacífico, incrementando su comercio con Japón, así como con los miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN), integrada por Filipinas, Indonesia, Malaisia, Tailandia, Singapur y Brunei. Desde 1980, los doce han duplicado su comercio con este grupo de países, que la CE desea pueda convertirse en un mercado común del sureste asiático con el fin de incrementar las inversionel europeas en el área.
El volumen de los intercambios comerciales entre la Comunidad Europea y Japón se ha triplicado entre 1972 y 1985, año en el que ascendió a la cifra de casi 30.000 millones de ECU (4,3 billones de pesetas), pero arrojó un déficit para los comunitarios de 18.000 millones de ECU. Japón importa tres veces menos de lo que exporta a la Comunidad. La situación mejoró ligeramente el año pasado, al aumentar las exportaciones europeas a ese pais en un 40,5%, frente a un crecimiento de sólo 2,3%. de las exportaciones norteamericanas hacia Japón.
La cuenca oriental del Pacífico ha adquirido, por otra parte, en los últimos tiempos un valor de gran importancia estratégica militar, especialmente con la ofensiva diplomática de los nuevos dirigentes del Kremlin. Esta ofensiva coincide con un progresivo aumento de los conflictos económicos que afronta Estados Unidos en la región y con la negativa del Gobierno neozelandés a permitir que barcos con armamento nuclear naveguen en sus aguas.
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