El franquismo acogió con recelo el nacimiento de la Comunidad Europea
El Mercado Común Europeo puede ir al cesto de los papeles'. Así titulaba el domingo 24 de marzo, en vísperas de la firma del Tratado de Roma por los seis, el diario del Movimiento Arriba. Luego del antetítulo y sumario se servían al lector dos frases jugosas: "Igual suerte podría correr el Euratom" y "En Francia, al menos, son muy mal vistos Y peor juzgados los tratados sobre la pequeña Europa". No toda la Prensa española de la época adoptó tal actitud. La Vanguardia, de Barcelona, fue el diario que hizo un despliegue más amplio del histórico acontecimiento: "Ha nacido una ilusión", señaló el rotativo catalán. Pero en aquellos días una buena parte de los periódicos parecía obsesionada con otra cuestión: la inminencla del ingreso de España en la Alianza Atlántica.Ese mismo domingo Abc publicaba un editorial que bajo el título "La NATO necesita a España" señalaba: "La adhesión de nuestro país no sólo significaría equis número de misiones aguerridas, con soldados que piensan menos en el hedonismo que en el cumplimiento del deber, aun a costa de serias privaciones, sino también posiblernente bases en el archipiélago canario". El miércoles 27 de marzo, día de la Firma del Tratado de Roma, Abc volvía a la carga con un editorial sobre 'El Estado, invitado', entiéndase la OTAN, coincidiendo con unasospechosa falta de editoriales sobre el tema de la Comunidad Europea.
No obstante, Abc abrió dos días después de la magna firma (mediando un lunes, sin publicación, entretanto), con 'Nueva era para la seguridad y la economía de Europa', con la firma de esos tratados que el corresponsal en Roma, Jullán Cortés-Cavanillas, calificaba de "laberínticos hasta la enajenación mental".
El águila alemana
El 25 de marzo, el vespertino Pueblo titulaba en primera página: 'Ha nacido para la historia un nuevo concepto de Europa'. Y al día siguiente, en idéntico lugar, 'Inglaterra teme que Alemania asuma el control de la pequeña Europa', para luego añadir: "Francia teme por su industria pesada, Italia por su agricultura y Alemania por la baja del marco". Y añadía un eslogan ruso: "El águila alemana esconde sus garras tras la paloma de la paz".
Por debajo, la información siguiente versaba sobre el esperado ingreso de España en la OTAN, con la opinión de Donald Jackson, miembro de la Cámara de Representantes de EE UU, de que "la admisión es inminente" . Cuatro días antes Pueblo calificaba a España como "clave para la defensa de Europa", y señalaba: "En 1958, nues tras bases militares serán las más poderosas del continente".En febrero, unas semanas antes de la Firma del Tratado de Roma por los seis, Franco había llevado a efecto un cambio en el Gobierno, y nombrado ministros, de Asuntos Exteriores, a Fernando María Castiella, y de Comercio, a Alberto Ullastres, que tan destacado papel tuvo posteriormente en el acercamiento de España a la CE. Pero Ullastres no tiene ahora ganas de hablar de aquellos tiempos.Franco concedió una entrevista a The New York Times, íntegramente reproducida por la Prensa española el 18 de marzo. Franco fue cauto en su respuesta a la pregunta sobre la OTAN o el Mercado Común: "España estudia, llena de buena voluntad, el problema de su ingreso en los organismos internacionales, y, dentro de los medios de que dispone, sostiene con los paises del occidente europeo un intenso tráfico comercial. Lo que no quiere España, en cuanto a la NATO y otras organizaciones se refiere, es poder llegar a ser motivo de las pasiones partidistas en que se desarrolla la política interna de los otros pueblos, cuando la realidad de los acuerdos que mantenemos con Norteamérica y Portugal en caso de emergencia nos asociarían de hecho, ante el peligro, con aquellos países. En este orden, y dentro del respeto mutuo, no nos hemos negado a una mayor coordinación política economica"
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