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EE UU considera que el sur de la OTAN está enfermo

Francisco G. Basterra

Los problemas planteados por los Gobiernos socialistas de España y Grecia para la renovación de los acuerdos sobre las bases norteamericanas convierten al flanco sur de la OTAN en el enfermo de la Alianza Atlántica, según los estrategas del Pentágono. Esto explica que la Administración de Reagan comience a prestar atención a esta región, hasta ahora descuidada y olvidada en las prioridades de Estados Unidos. La firma de un nuevo convenio, el pasado lunes, con Turquía para continuar utilizando bases en dicho país, aceptado con resignación y cierta frustración finalmente por los gobernantes de Ankara, no atenúa el malestar producido por las dificultades surgidas en Madrid y en Atenas.

Las siempre difíciles relaciones entre Grecia y Estados Unidos han vuelto a empeorar. El jefe del gobierno heleno, Andreas Papandreu, ha cancelado la visita prevista a Atenas del secretario de Defensa, Caspar Weinberger, que desde Madrid ha volado a Turquía y pasará por Portugal, antes de regresar a Washington. Los socialistas griegos acusan a EE UU de favoritismo hacia su enemigo histórico, Turquía, y exigen que "reexamine su política". Han considerado intolerables unas declaraciones de Weinberger, quien dijo que las tropas turcas en Chipre realizan una misión defensiva.La última vez que se habló seriamente en Washington del flanco sur fue en 1974 y 1975, cuando Henry Kissinger, entonces secretario de Estado, creyó en la posibilidad de un dominio comunista en el Mediterráneo, con la revolución de los claveles portuguesa, la muerte de Franco, el riesgo de compromiso histórico (alianza de comunistas y democristianos) en Italia y la caída de la dictadura de los coroneles en Grecia.

Ahora, la región cobra una repentina importancia para el Pentágono. A raíz de los problemas con España y Grecia, el secretario de Defensa adjunto, Richard Perle, describe al flanco sur de "particularmente vulnerable", con un "vacío potencial" que "no debe permitirse que estimule a la URSS a creer que una aventura militar en la región sur podría tener éxito".

Este sospechoso sentido de la oportunidad del Pentágono y del Departamento de Estado convierte a los 72 aviones F-16 de Torrejón en "irreemplazables" y "vitales" para la seguridad occidental, tesis que analistas independientes consideran muy exagerada.

Con la excepción de Portugal, EE UU encuentra serios problemas para utilizar las bases de los países del flanco sur, incluida Italia, en acciones fuera del área de la OTAN.

La ayuda a Turquía

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De los tres acuerdos que tiene que negociar en la región antes de 1989, EE UU ya ha conseguido el más importante. Turquía, tras 18 meses de dificiles negociaciones, se ha visto obligada a firmar con la Administración Reagan un acuerdo en el que el Gobierno de Ankara logra mucho menos de lo que se había propuesto.Ha tenido que firmar por cinco años, y no por dos, como era su deseo, sin consegir la ayuda que solicitaba y que el Pentágono considera necesaria para que su anticuado ejército alcance los niveles de la OTAN (unos 156.000 millones de pesetas).

Pero EE UU siempre juega con Turquía la carta griega, y con Grecia puede realizar el juego contrario, explican fuentes diplomáticas. Washington se asegura las instalaciones del único aliado verdaderamente irreemplazable de la OTAN en el Mediterráneo, con una larga frontera con la URSS. Un país islámico, cercano a Oriente Próximo y al golfo Pérsico, y que tiene la misión de bloquear a la Marina soviética en el mar Negro en caso de conflicto, cerrando los estrechos del Bósfóro y los Dardanelos.

Los turcos tampoco han logrado compromisos concretos en materia de cooperación militar industrial ni un tratamiento preferencial para sus exportaciones de textiles. A cambio de que EE UU continúe utilizando las importantes bases de espionaje electrónico de Sinop y Pirinklik, capaces de controlar los movimientos militares de la URSS y sus pruebas nucleares, y la base aérea de Incirlik, así como instalaciones logísticas y de comunicaciones, Turquía recibirá unos 700 millones de dólares este año y una promesa de solicitar 900 millones al Congreso para el próximo.

Washington se ha comprometido a trabajar con "vigor y determinación" ante el Congreso para conseguir más ayuda en los próximos años, pero sin concretar cantidades. Incirlik, junto con Aviano, en Italia, son las dos bases avanzadas por las que rotan los aviones F-16 de Torrejón y desde las cuales realizarían misiones de ataque en caso de guerra.

El deterioro de las relaciones con Grecia llega cuando parecía que Papandreu había abandonado su táctica de antinorte americanismo, adoptando una estrategia más prudente y próxima a la de Felipe González, y sugiriendo que los norteamericanos podrían continuar en Grecia. Están en juego cuatro bases que EE UU utiliza en territorio griego (Heraklion, cerca de Atenas; Suda Bay, en Creta; el centro de comunicaciones de Nea Makri y la base aérea de Iraklion, también en Creta). El acuerdo no alude a la vinculación de las bases con la OTAN, y Atenas sostiene que las instalaciones sólo defienden los intereses de Washington, no los de la Alianza.

El 31 de diciembre de 1988, seis meses después de que concluya el acuerdo con España, expira el convenio con Atenas, que aún no ha comenzado a ser renegociado. Antes de llegar al poder, el mercurial Papandreu prometió cerrar las bases y salirse de la OTAN, promesas que casi nadie cree que cumplirá. Necesita de la Alianza Atlántica y de EE UU como paraguas para su conflicto con Turquía, en el mar Egeo y en Chipre. Grecia, un poco como le ocurre a España con Marruecos, no ve a la URSS como un peligro, sino que su principal enemigo potencial es Turquía.

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