¡Bien por Magic Slim!
Nombres como Magic Slim enaltecen la leyenda del blues. Este cincuentón granadino del Misisipí -allí hay un pueblo llamado Granada-, largo y grueso, es un músico de los barrios negros de Chicago donde el público se acelera en grado máximo al final de sus conciertos en pequeños clubes. Magic es más guitarrista que cantante, pero su voz queda en el ánimo del oyente y lo conmueve.El trío acompañante, The Teardrots, preparó la salida de Magic con unos primeros temas que interpretó a la voz, y la guitarra el joven John Premier, discípulo-admirador de su jefe y del ínclito y universal B. B. King. Apareció la figura de la noche con su guitarra añeja y su sombrero de vaquero. Ya había actuado en una primera sesión, y otorgó casi dos horas a los espectadores nocturnos. Sensibilizó allí su blues hondo, dramático o tranquilo, que alternó con blues y ritmo, más animado, de sonidos viscerales, auténticos prerrockeros. Se acordó de Elmore Jarnes y de Jimmy Reed en el jugueteo de la improvisación de los clásicos. Su hermano Nick Holt, flaco y aún más larguirucho, es un bajista estátíco, aparentemente impasible, que por no mover no mueve ni el cuello. Sus fraseos en las cuatro cuerdas son perfectos y emotivos.
Magic Slim and The Teardrots
Magic Slim, voz y guitarra; John Premier, voz y guitarra; Nick Holt, bajo, y Nap Applewhite, batería. Colegio San Juan Evangelista. Madrid, 13 de marzo.
El blues eléctrico de Magic altera y desahoga a la vez, su calma se torna furia y de nuevo calma por una manera única de mantener el tempo. Como el recuerdo de un sueño que templa y desespera, la queja, el lamento de Slim en sus punteos, a menudo acompañados o seguidos por su segundo, nos sitúan en la relación idónea, por tensa, entre músico y espectador. Es lo que Magic hace desde toda la vida: guitarrea en crescendo. Se convierte en speaker con breves sentencias a favor del blues, escupe estribillos pegadizos y, alcanza la máxima vibración al final del recital.
Después todo es más sencillo. La música se convierte en pachanga blusera sin complicaciones para algarabía sin límites de los asistentes, que no dejan de apoyar con sus coros de The blues is all right y con sus palmas. Incluso no falta el espontáneo conocido que se acerca al micrófono y tararea cual son de metralleta, excitado por la guitarra de Magic Slim, por el blues de siempre.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.