Imagen auténtica del 'jazz'
En diversas ocasiones el cine americano se ha interesado por el jazz y sus creadores, pero siempre lo ha hecho desde sus esquemas: star-system, novelización de la biografía, suavización de los aspectos sórdidos o moralmente no admitidos de los personajes, casi total exclusión de la droga -excepción hecha del tabaco y alcohol- y, sobre todo, papel secundario de la música.Cuando Bertrand Tavernier decidió rodar esta película seguro que lo hizo con voluntad de romper con todos esos tópicos y ofrecernos una imagen auténtica de lo que ha significado el jazz. De entrada, ha optado por escoger a una serie de músicos para que hagan de músicos, para que estén sobre el escenario y con sus instrumentos, tal y como normalmente están.
Alrededor de la medianoche (Round midnight)
Director: Bertrand Tavernier. Intérpretes: Dexter Gordon, François Clazet, Gabrielle Haker, Sandra Reaves-Phillips, Billy Higgins, Bobby Hutcherson, Eric Le Lann, John Mc Laughlin, Martin Scorsese. Guión: B. Tavernier y David Rayfiel. Música: Herbie Hancock. Fotografía: Bruno de Keyzer. Decorados: Alexander Trauner. Franco-estadounidense, 1986. Estreno en Madrid en cine Alphaville 2, en versión original.
Su héroe, un inventado Dale Turner majestuosamente encarnado por Dexter Gordon, es un afortunado cruce entre Lester Young, Bud Powell y el propio aunque también hay en él algunas resonancias del Charlie Parker del perseguidor cortazariano.
Este gigante musical es contemplado con devoción por el otro protagonista, un joven francés recién divorciado que guarda como su más precioso recuerdo de infancia la impresión que Dale Turner le causó cuando él era un crío de 13 años. Este admirador rendido acaba por convertirse en la familla del saxofonista, en su agente y su enfermero.
Para amantes del 'be-bop'
Alrededor de la medianoche es una película de y sobre el jazz, destinada a gustar a todos los amantes del be-bop. Quien no participe de ese amor no por eso se sentirá al margen delo que cuenta Tavernier, que a fin de cuentas es más interesante, asequible y menos especializado que la pasión billarística de la también estupenda El color del dinero.La historia de amistad y dependencia entre los dos protagonistas también lo es de sus fracasos humanos, de sus soledades, del muy peculiar mundo que les rodea -físicamente reconstruido por el maestro Trauner-, de ese hotel ocupado por una colonia de americanos, de una gente que ya nunca logrará volver a sentirse en su país. Tavernier ha encontrado el ritmo adecuado para el filme y también la luz precisa.
El trabajo de Bruno de Keyzer es en este sentido un modelo de sistematización, resolviendo siempre todas las situaciones a partir de una única fuente de luz, creando un tono que se mantiene siempre idéntico, espacio ideal para el encuentro de un europeo fascinado por Estados Unidos y un americano que busca en Europa la posibilidad de resucitar.
Babelia
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