La URSS accede a proyectar 'Chernobil' tras un ultimátum de la organización
La organización del festival publicó durante la mañana de ayer una nota en la que indicaba que había destinado como último plazo para la proyección del filme Chernobil, retirado del certamen por las autoridades soviéticas y que tenía que haber sido exhibido ayer, una sesión especial a las once de la noche del lunes, y que de no estar aquí entonces una copia del filme, la proyección de éste quedaría definitivamente cancelada. A última hora de la mañana comenzaron a venderse las entradas para dicha sesión especial, lo que parece ser seguro indicio de que la presión del festival ha hecho rectificar a los soviéticos.
La cancelación, que nunca llegó a ser explícita, del documental de Rolan Sergeenko, había politizado hasta tal punto el asunto, que los periódicos berlineses dieron ayer la noticia del curioso ultimátum en sus primeras páginas.Se consideran un factor importante en el cambio de actitud de las autoridades soviéticas los buenos oficios de Elem Klimov, presidente de la Asociación de Cineastas Soviéticos, que llegó ayer a Berlín para presentar su Adiós a Matiora, filme que clausurará el festival el miércoles.
Con la proyección de Platoon, del norteamericano Oliver Stone, candidata al Oscar a la mejor película del año, la sección oficial de Berlín 87 volvió a recuperar ayer la altura con que comenzó y que había perdido. Es Platoon un filme antibelicista digno de la mejor tradición de este género clásico norteamericano, y plantea una imagen muy crítica del papel de Estados Unidos en la guerra de Vietnam, contestando frontalmente al belicismo del cine reaganista, tan en boga durante los últimos años.
Tradición antibelicista
Platoon se ha convertido de la noche a la mañana en una de las más serias candidatas al Oso de Oro en esta edición del festival de Berlín. No es una película formalmente original, pues sigue con fidelidad algunos de los más célebres modelos del cine bélico del clasicismo de Hollywood, pero tiene otro tipo de originalidad, que radica en la nitidez de los contenidos ideológicos desarrollados por Stone.En el aspecto formal, Platoon recuerda mucho el planteamiento de la aventura que vimos en La colina de los diablos de acero, de Anthony Mann; el estilo del relato tiene parentesco con Objetivo Birmania, de Raoul Walsh; las relaciones entre los personajes son próximas a las del cine de guerra de Samuel Fuller, y, finalmente, su iconografía es directamente deudora de Apocalyse now, de Coppola, película que Oliver Stone calificó de "maravillosa" en su conferencia de prensa de ayer, aceptando gustosamente Su deuda para con ella.
La fuerza de convicción de Platoon se debe a que esta arnalgama de herencias del cine clásico ha sido sintetizada y remodelada por Stone con muy buen ritmo, y esto le ha permitido lograr una vibrante película de aventuras, que hace meditar y que tiene emotividad, trepidación. "Hay una metáfora que tiene plena vigencia no sólo en la política, sino en la vida cotidiana de Estados Unidos", dijo su autor.
Platoon viene a ser una dura respuesta contra la influencia del cine reaganista en el estado de la opinión pública estadounidense sobre la derrota de su país en la guerra de Vietnam, derrota que una gran parte de la población norteamericana no ha asumido todavía en todo su alcance. Un personaje clave de Platoon, en una escena igualmente importante de la película, dice: "Nos hemos pasado la vida dando patadas en el culo a los demás; ya es hora de que comiencen a dárnoslas a nosotros".
Esta frase resume el fondo de la película, y sobre esta ideología expiatoria está montada con vigor toda su estructura de alto dramatismo. De ahí se deriva su credibilidad. Platoon es, según Stone, Ia primera película que ha permitido entender al público de mi país qué ocurrió realmente en Vietnam".
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