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Detenidos en Buenos Aires otros nueve marinos

Otros nueve marinos quedaron ayer detenidos por la justicia federal argentina, con lo que ascienden a 15 los uniformados de la Armada puestos presos en el buque Bahía Paraíso, fondeado en el apostadero naval de Buenos Aires, o en sus unidades respectivas, durante las 48 horas de crisis entre la Marina y la Cámara Federal de Apelaciones.

Los detenidos son seis almirantes, cinco capitanes de fragata, un capitán de corbeta, un teniente de navío, un prefecto naval y un suboficial. Un capitán de fragata se encuentra prófugo reclamado en otra causa por el presunto secuestro de dos niños hijos de desaparecidos a los que ha adoptado, otros dos capitanes justificaron su incomparecencia por encontrarse de vacaciones en el extranjero debidamente autorizados, y otro capitán fue internado en un hospital naval aquejado de un síndrome maniaco depresivo agudo.Los jefes y oficiales citados el jueves lo hicieron acompañados por buena parte de la parafernalia naval: cada jefe convocado escoltado por un contraalmirante y con la asistencia del comandante de operaciones navales, el comandante de la aviación naval y altos cargos de la dirección de personal de la Marina. El titular de los aviadores navales insistió en que los convocados por la justicia no habían hecho otra cosa que cumplir con su deber durante la guerra contra la subversión de izquierdas.

De entre los indagados el jueves sólo el capitán Acosta, en situación de retiro, apodado el Tigre entre los grupos de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), aceptó ser interrogado por los camaristas y los fiscales. Adujo que la conversión de la Esma en centro naval de la lucha antisubversiva fue decisión del almirante Emilio Massera, triunviro de la primera junta militar de la dictadura, y que los grupos de tareas obedecían órdenes orgánicas y superiores.

La Esma, entre 1976 y 1979, estaba dirigida por el contraalmirante Chamorro, recientemente fallecido tras un ataque cardíaco sin haber podido ser juzgado. El capitán Acosta fue el segundo de Chamorro en la dirección de la Esma, distinguiéndose por su sadi sino en la aplicación de tormentos y por sus aberraciones sexuales.

La molestia de Astiz

El resto de los indagados se acogió al derecho constitucional de no declarar en contra propia y se limitó a dar su nombre, número y rango. Entre ellos, el visiblemente molesto teniente de navío Alfredo Astiz, alias el Niño y el Angel, propietario hasta ahora de una indudable suerte judicial. Fue juzgado por tribunales militares por haber rendido sin combate las Georgias del Sur a las tropas británicas durante la guerra por las Malvinas, y absuelto por obediencia debida ya que se le ordenó rendirse.Posteriormente fue absuelto por otro tribunal castrense en la causa que se le seguía por la desaparición de la quinceañera sueca Dagmar Hagelin. La joven fue vista en la Esma y en un hospital clandestino de la Armada en Mar del Plata antes de su definitiva desaparición. La justicia civil reclamó el sumario y abrió un nuevo procesamiento en el que se demostró la participación de Astiz en la desaparición, pero el teniente fue nuevamente absuelto por prescripción del delito. Ahora, en la causa de la Esma, se le imputa la desaparición de dos monjas francesas, colaboradoras de la Madres de Plaza de Mayo. Astíz las entregó tras haberse infiltrado durante meses entre las madres haciéndose pasar por hermano de un desaparecido. Existen testimonios sobre la violación y tortura hasta la muerte de ambas religiosas católicas.

Para la tarde de ayer la Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional debía disponer sobre el destino procesal de los 15 marinos dictándoles prisión preventiva rigurosa, prisión preventiva o dejándolos a su disposición en sus domicilios o unidades. La bronca entre la Armada y el Gobierno y la Justicia continúa su hervor, pero por ahora los marinos han tenido que agachar la cabeza ante la resolución de las instituciones civiles.

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