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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Francia y los terrorismos

CASI EN la misma fecha, la policía francesa ha detenido al grupo dirigente de la organización terrorista Acción Directa y la Corte de Justicia de París ha abierto el juicio contra Georges Ibrahim Abdalá, considerado jefe de las Fracciones Armadas Revolucionarias Libanesas (FARL).Las organizaciones citadas representan dos tipos de terrorismo,. entre los cuales los puntos de coincidencia son escasos. El golpe decisivo dado a Acción Directa confirma el declive, a nivel europeo, de unos grupos terroristas, implantados en los años setenta, sobre todo en Italia y Alemania Occidental, que habían surgido entre jóvenes que buscaban en una violencia ciega y criminal la compensación de las frustraciones sufridas después del fracaso de los sueños revolucionarios de 1968. A pesar de rebrotes siempre posibles, como un reciente atentado en Italia, ese terrorismo está en franca decadencia. En Francia, los atentados cometidos por Acción Directa, como el asesinato del presidente de la empresa Renault, no han tenido nunca el más mínimo apoyo social.

El caso de Abdalá es totalmente distinto, porque se encuadra en un terrorismo ligado a las contiendas de Oriente Próximo, y utilizado para pesar sobre la política exterior francesa allí. En su trasfondo se perfilan los servicios secretos de determinados Gobiernos. Desde 1985, entre los pretextos invocados para justificar muchos de los salvajes atentados que han causado víctimas y pavor en la población francesa figuraba el encarcelamiento de Georges Ibrahim Abdalá, lo cual parece confirmar la tesis de que se trata de un dirigente importante. Ante el tribunal que le juzga, éste ha acusado con frases teñidas de racismo antijudío y antioccidental a las sociedades europeas y a la norteamericana de todos los sufrimientos que padece el pueblo palestino y otros pueblos árabes. Sus palabras equivalían a una justificación de los actos terroristas, pero al mismo tiempo Abdalá ha rechazado la acusación de su complicidad en varios atentados contra norteamericanos.

La sentencia que dicten los jueces merecerá enorme atención. Por un lado, en el plano judicial, Abolalá, detenido en 1984, ha sido ya juzgado en 1986 y condenado a cuatro años de cárcel por documentación falsa y posesión de armas. Con esa condena, de acuerdo con las leyes francesas, hubiese podido salir en libertad a los dos años, o sea, en 1986. Pero la policía descubrió posteriormente unos papeles que pueden implicarle en atentados contra diplomáticos norteamericanos. Ello ha provocado el nuevo proceso. Existen, sin embargo, aspectos más importantes que los judiciales. En torno al caso Abdalá han tenido lugar diversas negociaciones de emisarios del Gobierno francés con grupos terroristas. En 1985, Francia obtuvo, gracias a una mediación de Argelia, la liberación de un rehén, Gilles Peyrolles, a cambio de la promesa de una pronta liberación de Abdalá. Entre diciembre de 1985 y octubre de 1986 tuvieron lugar 15 atentados, que causaron 30 muertos y cientos de heridos, cuyo objetivo era imponer la liberación de Abdalá. Muchos atribuyen el cese de los atentados desde octubre pasado a algún compromiso del Gobierno francés en el sentido de que Abolalá no será condenado, o sólo levemente. Por ello, aparte del aspecto judicial, el desenlace del actual proceso será considerado como una indicación de hasta qué punto las autoridades francesas han tenido que hacer concesiones ante la amenaza de una nueva ola terrorista.

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