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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Futuro médico

El sistema MIR, para formar especialistas en las diferentes ramas de la medicina, comenzó hace casi 10 años. En él, tras pasar un examen nacional, los médicos permanecen entre tres y cinco años para obtener el título de especialista. El Insalud los contrata durante ese período de tiempo, tras el cual no adquieren ningún derecho y son lanzados al mercado de trabajo.El sistema está, o estaba, pensado para ajustar las necesidades de especialistas del país al número de especialistas que se forman y para igualar a todos en el acceso a las plazas.

El sistema puede tener detractores en su aplicación, pero su filosofia es justa. Debido a la falta de númerus clausus en los años setenta, existe en España un colectivo de 20.000 médicos en paro cuando menos. Resulta duro -pero hipócrita ignorarlo- el hecho de que es difícil, casi imposible, que todo ese colectivo esté adecuadamente empleado alguna vez. De esos 20.000, aproximadamente 1.500 pueden hacer la residencia tras examinarse del MIR. A mi modo de ver, el examen es extraño y difícil, pero probablemente sea la única forma de seleccionar a 1.500 personas. Quizá se valore en exceso el expediente académico, un 25%, ya que no todos los expedientes significan lo mismo, pero esto es discutible (yo soy uno de los beneficiados de esta sobrevaloración).

El Insalud paga a los residentes (que tienen entre 25 y 30 años) un sueldo de alrededor de 64.000 pesetas mensuales en mano por 40 horas de trabajo a la semana. La excusa para este salarlo es que estamos en un período de formación, pero tampoco paga gran cosa a los servicios por docencia. Esta cantidad puede que sea suficiente en ciudades pequeñas, pero en Madrid y Barcelona, a todas luces, no lo es para una persona que está en edad de abandonar el domicilio familiar y quiere vivir por su cuenta. Téngase en cuenta, además, que durante este período de tiempo el gasto en material de formación es importante: libros, revistas, etcétera. Si quieren ver los precios, dense una vuelta por una librería médica.

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Para arreglar el sueldo, el residente hace guardias, que tampoco están muy bien pagadas. Pero si consigue hacer cinco o seis guardias llega a las 90.000-95.000 pesetas mensuales por una jornada laboral próxima a las 60-65 horas a la semana. El ministerio mata otro pájaro: tiene resuelto el problema de las urgencias con un colectivo que desea hacer guardias a toda costa.

Los residentes son un grupo desorganizado, está cogido por todas partes, resulta difícil movilizarse por la impopularidad de las movilizaciones en el área de sanidad, porque el Insalud tiene la espada de Damocles de 20.000 personas esperando por tu puesto, porque lo que quieres es estudiar y aprender, sin complicarte la vida.

Ahora el Insalud ha colmado el vaso: ya no existe la posíbilidad de elegir entre todas las plazas acreditadas para formarse. Por ejemplo, este año no se puede ha cer digestivo en Madrid ni medicina nuclear en Madrid o Barcelona, etcétera. Ahora los residentes vamos a cubrir plazas para suplir déficit estructurales de médicos, no pudiendo formarnos en los mejores hospitales. Antes las plazas se cubrían por orden de capacidad docente, por transmisión oral de residente a futuro residente, ya que el Insalud no se digna publicar un libro con lo que oferta cada servicio. Ahora ya no. No dudo de la capacidad docente de algunos servicios, pero hay que formar a los especialistas en los mejores hospitales; es la única forma de mejorar la calidad. Si hacen falta médicos, contrátenlos, aunque probablemente no puedan hacerlo a ese precio. Suplir con residentes la falta de médicos en determinadas zonas de España no parece una medida lógica, ni si-

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quiera en año de elecciones autonómicas.

Los residentes somos mano de obra barata, en general trabajadora, poco protestona; nos consideramos a nosotros mismos uno privilegiados frente a nuestros 20.000 compañeros en paro, no nos movilizamos ni somos violentos (que al parecer es la única forma de conseguir algo), solucionamos el problema de las urgencias Qué más se puede pedir- Pablo Tebas Medrano. .

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