Un proyecto para el año 2000
La organización Una Sonrisa para la Vida pone en marcha el programa Alcmeón
En mayo de 1977, la Trigésima Asamblea Mundial de la Salud decidió que "el principal objetivo de carácter social para los Gobiernos y para la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante los próximos decenios, es conseguir, de aquí al año 2000 que todos los habitantes del mundo tengan acceso a un nivel de salud que les permita desarrollar una vida productiva, social y económicamente".En Europa, a pesar de los recursos financieros que se han destinado al sector de la salud, y pese también al desarrollo de nuevos medicamentos y tecnologías en los últimos 30 años, el nivel de salud de la población es muy inferior al que podría ser por otra parte, y a pesar del elevado nivel de desarrollo de la región europea y del nivel científico, económico y cultural de la mayoría de los países, persiste la desigualdad en las cuestiones sanitarias.
En 1980, los representantes de los Estados miembros de la región europea de la OMS aprobaron su primera política común de salud, es decir, una estrategia europea para la instauración de un proyecto de salud para todos.
Conscientes de estos compromisos, las autoridades italianas, sanitarias y educativas, se han puesto en marcha.
El proyecto Alcmeón se basa en la idea de la formación de una conciencia que torne al ciudadano partícipe y responsable de la tutela de la propia salud, en el entendimiento de que educar para la salud significa educar para la vida" (profesor Giancotti); un proyecto de educación global e integrado contemplando al sujeto, no ya sólo en su propia individualidad, sino proyectado también en la naturaleza, en el medio ambiente, en la comunidad en que vive.
Y es en ese sentido en el que el proyecto de educación para la salud asume la dimensión estratégica de un programa de educación para la vida, que integra a médicos, educadores, ciudadanos, comunidad y autoridades sanitarias.
Campanadas a mediodía
El proyecto Alcmeón había sido introducido oficialmente en el Día Mundial de la Salud, celebrado por el Ministerio de Sanidad italiano el sábado 13 de abril de 1985, para demostrar la voluntad de recoger el reto lanzado por la OMS de conseguir el objetivo de "Salud para todos en el año 2000"; este hecho se viene recordando desde entonces,, semanalmente, con el tañido de las campanas, que se repite cada sábado en una especie de cuenta atrás, hasta llegar al día 1 de enero del año 2000, precisamente un sábado.
En el seminario de Crotona intervinieron, junto a los conferenciantes italianos, tres representantes de otros tantos países europeos: M. C. Stapel, por parte de Holanda, habló de Educación de adultos y desarrollo comunitario; el profesor Vuylsteek, representado por su colaborador el doctor R. Mak, quienes desarrollaron el tema Los proyectos piloto del Consejo de Europa en educación para la salud, y este autor, por España, con el tema Participación de la Comunidad en la asistencia médica primaria.
La moderación de las mesas y las conclusiones estuvieron a cargo de los doctores Doménico Ronconi, del Consejo de Europa; Felice Condó, del Ministerio de Instrucción Pública italiano, y de Nadia Guareschi, del movimiento Un Sorriso per la Vita.
En la concreción de la idea que quería actualizar el pensamiento de Alcmeón, el seminario permitió medir la disponibilidad de las autoridades locales y regionales para apoyar financiera y administrativamente una acción sistemática de animación sociocultural local en el tema específico de la educación en y para la salud. Una acción que podría muy bien desembocar en un proyecto de desarrollo comunitario europeo que abarcase todos los aspectos de la vida de la población considerada en su conjunto, postulando la integración de servicios disponibles, así como la coordinación de las intervenciones. Si se considera, además, que el aspecto salud-bienestar no es más que un punto de partida, para intentar encontrar una respuesta a los numerosos problemas que se plantean a la comunidad afectada, es claro que este proyecto podría también encontrar su lugar en una red de proyectos de educación para el desarrollo. Nada impide, en fin, que se instaure una cooperación en el seno del Secretariado del Consejo de Europa, para una cogestión de proyectos que, como éste de Crotona, dé un testimonio de los varios temas y problemáticas a tratar.
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