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LA PELÍCULA MÁS CARA DE LA HISTORIA DEL CINE ESPAÑOL

Saura revive la aventura de Lope de Aguirre

El rodaje en Costa Rica de 'El Dorado' moviliza a 200 técnicos y 500 artistas

Vestidos con sus trajes del siglo XVI, refugiados bajo los techos voladizos, rodeados de barro y de lluvia por todas partes, los extras de la película El Dorado constituyen la imagen misma de la desolación. Parece como si hu biesen quedado allí, atascados e inermes ante la furia desatada de los elementos; como si fuesen una parte de la mismísima expe dición de Lope de Aguirre qué ahora están filmando bajo la dirección de Carlos Saura.El rodaje tuvo que pararse por la lluvia, que amenazaba inundarlo todo. Hay voces nerviosas a través de los radioteléfonos, que hablan de la necesidad de evacuar los caballos. Otras dan cuenta de que han quedado destrozados dos tambores que habían sido construidos con precisión artesanal en el Reino Unido. Un virus hace estragos entre la expedición de Saura. Más de 50 cayeron ya abatidos por una gripe "que te da una fiebre altísima y te deja baldado durante tres días".

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Aparece el sol

En medio del ambiente, que podría parecer desolado, Saura irradia tranquilidad y reparte palabras de ánimo. Asegura que el tiempo cambiará, y, efectivamente, un día más tarde aparece un sol radiante. Antes de escoger el lugar de rodaje ya habían prevenido a Saura sobre el clima cambiante y caprichoso del lugar. El director de fotografia, Teo Escamilla, comenta desesperado los continuos cambios de luz, que obligan a solucionar dificiles problemas técnicos.Todos rememoran con entusiasmo la secuencia rodada en los días anteriores a la lluvia. Los actores y el equipo tuvieron que permanecer horas en un terreno pantanoso, con el fango hasta la cintura, en un desaflo permanen te para mantener la estabilidad. "Esto, con tu propio peso y una pesadísima cámara al hombro, es algo terrible", comenta uno de los hombres del equipo de fotografía.

Las dificultades del rodaje de El Dorado no han hecho más que empezar. Como Aguirre y los suyos, se adentran por el canal del Tortuguero hasta 100 kilómetros, lejos del campamento y de los hoteles y las casas donde ahora reside todo el equipo. Habrá que transportar en barcas-plataformas las cámaras, los talleres flotantes y los grupos electrógenos.

La falta de hoteles obligará a pernoctar probablemente en el mismo bergantín -reconstrucción del utilizado por Lope de Aguirre-, y cada día, con avionetas, se transportará a los actores al lugar de rodaje. A lo largo de la filmación están previstos cinco pasos del bergantín bajo los puentes del ferrocarril.

La altura del mástil obligará a una complicada operación de desmantelamiento con una grúa, todo ello acompañado de la desconexión de los cables de la electricidad del ferrocarril. La grúa pasará por encima del puente el mástil, que volverá a ser instalado sobre el barco.

El mexicano Víctor Albarrán es el jefe de producción de la película, y se encarga desde conseguir una medicina para la gripehasta,buscar unas botas de agua para un periodista despistado que llega a la zona en alpargatas y sin vestimenta adecuada para el diluvio universal.

Explica Albarrán que la dificultad mayor estuvo en la construcción de los barcos y en realizar la estructura de la película a partir de cero. Comenta Albarrán que los costarricenses, son "gente muy trabajadora, que aprende muy rápido". No todos comparten esta opinión. A veces se advierten expresiones que reflejan el choque entre dos culturas.

Tambores desteñidos

El autor de la música comentaba con desesperación que "para taparse de la lluvia usaban los tambores, que han costado una barbaridad y los hicieron en Inglaterra. Luego todos los utilizaba para que no se volaran unas plumas que llevan en la cabeza, y claro, quedaron ya dos tambores estropeados y además manchados del rojo de las plumas, que destiñó con la lluvia. Son la leche". Participan entre los extra de la película docenas de miembrós de tribus indígenas de Costa Rica: bribris, cabecares y guatusos. Costó trabajo convencer a los indígenas para que dejase sus lugares de residencia habitual y su estilo de vida. Tuvieron que interrumpir sus cosechas para trasladarse, durante los cuatro meses que durará el rodaje, a la costa. atlántica.Allí la producción tuvo que construirles, en un terreno destinado a camping de turismo, una versión de su campamento indígena, donde hacen sus comidas y conservan su estilo de vida. Cuentan con un médico, intérpretes y hasta un antropólogo que se encarga de velar por el respeto a sus costumbres y ritos ancestrales. Se trata de evitar lo ocurrido, durante el rodaje de la película Fitzcarraldo, con el alemán occidental Werner Herzog que entonces fue acusado de maltratar a los indígenas.

La directora de Cinematografía de Costa Rica, Patricia Howell, comenta que "en esta película todos somos iguales, menos los indios, que son de primera clase". Entre algunos costarricenses se comenta que los indígenas han invitado a una fiesta en su poblado: "Probablemente se beberá aguardiente y acabaremos todos borrachos".

Los extras perciben por su trabajo 500 colones diarios (algo más de 1.000 pesetas). A la objeción de que esta cantidad parece escasa replica uno de los miembros del equipo de Costa Rica que "eso es lo que gana un actor en una noche en San José. Esta zona está muy deprimida por la crisis de las bananeras, y hay mucho desempleo. La película beneficia mucho a la región

A los españoles les resulta difícil adaptarse a la comida de cada día, tipo rancho, durante el rodaje. Están un poco hartos de gallo pinto (frijoles negros con arroz blanco).

Problemas gastronómicos

Algunos se las han ingeniado para conseguir unas latas de sardinas en aceite. Teo Escamilla comenta que entró en contacto con el encargado de cebar a la serpiente que aparece en la película al enterarse de que se alimentaba de conejos. Trató de conseguir alguno para cocinarlo en su casa. El equipo reside en hoteles que la productora alquiló al completo durante cuatro meses en Puerto Limón. Los responsables de más rango viven en casas alquiladas.Tras dos días de lluvia y frustración por el parón sufrido por el rodaje, cuando pensaba filmarse una secuencia en la que se hundía una barcaza, hubo que recurrir a una escena de interiores. El día amaneció radiante y el humor cambió entre el equipo. Se iba a rodar la muerte de Pedro de Ursúa, el gobernador de la expedición que trata de conquistar El Dorado. El asesinato ocurrió de noche, pero el sol brillaba con furia después de dos días de lluvia. Para oscurecer la tienda donde yace Ursúa hay que recubrirla de plástico negro. El trabajo dura horas, se cuida cada detalle. El calor bajo la carpa de plástico resulta asfixiante.

El francés Lambert Wilson, que hace el papel de Ursúa, mata el tiempo de espera entonando unos comienzos de arias de ópera. Saura pasa al lado de Patxi Bisquert, el actor de Tasio, y le advierte que no se preocupe por cambiar su acento en su intervención: "Tú habla con normalidad, como hablas siempre". Mientras siguen los preparativos para el asesinato de Ursúa, Saura se entretiene con su cuaderno de notas, que emborrona con pinturas en las que recoge escenas y personajes de su película. El sol del mediodía empieza evaporar la lluvia. Un calor sofocante invade el campamento.

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