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La lección francesa

Los estudiantes españoles se han visto claramente estimulados por las protestas de diciembre de sus coetáneos franceses, ante las que se inclinó el Gobierno de París. Los estudiantes franceses solamente pagan matrículas simbólicas y los británicos reciben becas que parecen generosas a los españoles.En España, las matrículas universitarias del año pasado alcanzaron en promedio las 37.000 pesetas, y de los 800.000 estudiantes apenas un 14% recibió becas miserables de 100.000 pesetas al año. Además, muchos necesitan un trabajo, y aguante, para pasar por una carrera universitaria de cinco años. Los cursos nocturnos para estudiantes que trabajan se prolongan a menudo hasta las 22.30.

Maravall, hombre de hablar suave, pero recio socialista, ha endurecido el control estatal sobre las escuelas religiosas, a pesar de la fuerte oposición católica.

El ministro español de Educación está íntimamente de acuerdo con los estudiantes cuando éstos le dicen que el Gobierno debería gastar más en educación. Intentará rascar más becas de su presupuesto y tomará en consideración la congelación de las matrículas.

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Pero su prioridad es rebajar la pendiente educacional. Quiere que en 1990 haya aumentado la edad de escolaridad obligatoria de los 14 a los 16 años y quiere mejorar la formación profesional, un arma potencial contra el desempleo juvenil que los españoles han dejado deteriorar.

, 7 de febrero

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