"Rápidamente hacia ninguna parte"
"Rápidamente hacia ninguna parte", es el resumen de la situación que hace esta semana, en un titular, la revista Newsweek. El presidente más popular desde Franklin Roosevelt corre el peligro de no ser tomado ya en serio, y de pasar sus dos últimos años en la Casa Blanca como un simple interino. Hace sólo seis meses, nadie se hubiera atrevido siquiera a sugerir esta idea. Hoy, los dibujantes pintan a Reagan con orejas de burro y el gorro de tonto de capirote, y han aparecido carteles en Misuri con Reagan transformado en un Pinocho, cuya nariz crece sin parar por las mentiras del contragate. Hay coincidencia en afirmar que el presidente perdió su oportunidad de recuperación con el débil discurso del estado de la Unión pronunciado hace dos semanas.Los congresistas que acuden al Despacho Oval en los últimos tiempos afirman al salir que el presidente parece más distraído que nunca, que no contesta a lo que se está tratando y que se evade de la realidad utilizando su conocida capacidad de contar anécdotas que no vienen al caso. "No hay nada que sugiera ningún síntoma de senilidad. Su falta de atención a los detalles no es nueva, forma parte de su carácter", afirman los médicos. Pero el resultado es un presidente encerrado en su concha, protegido por asesores que asienten a todo y no le llevan la contraria jamás, plantado a la defensiva y sin luchar por intentar recobrar la iniciativa política.
Dos días antes de su cumpleaños, sobre el que Reagan ironiza diciendo que es la 371 vez que cumple 39 años, el Congreso, dominado por los demócratas y auténtico árbitro de la situación política, le propinó un serio revés, al rechazar el veto presidencial contra la ley de Limpieza de Aguas.
Muchos republicanos desertaron y votaron con la oposición, convencidos de que, al vetar tercamente esta ley, que prevé gastar miles de millones de dólares para limpiar las aguas de ríos, lagos y puertos norteamericanos, Reagan está demostrando su falta de sintonía con la realidad.
Su política antiterrorista, la de toda la Administración, está en ruinas. Los aliados rechazan incluso reunirse con Washington para estudiar el tema. Quedan muy lejos los tiempos en que Vernon Walters era recibido al más alto nivel en las capitales europeas. La poderosa Flota norteamericana observa impotente las costas de Líbano.
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