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Moscú pretende que se reforme el régimen inmovilista que impuso en Praga en 1968

El ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, llegó ayer a Praga, en el marco de la gira que realiza para explicar a los países de Europa del Este la nueva política reformista de la URSS, que ha provocado reservas e inquietud en el régimen checoslovaco. El Kremlin trata de convencer a Praga de la necesidad de reformar un régimen implantado por Moscú en 1968 con el objetivo declarado de evitar cualquier cambio.

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Paradojas de la historia. La elección secreta de los cuadros del partido, propuesta ahora por Mijail Gorbachov se practicaba en la primavera de Praga bajo Alexandr Dubcek, y fue abolida por la actual dirección checoslovaca en 1969.Shevardnadze fue recibido en Praga por el ministro de Exteriores checoslovaco, Bohuslav Chnoupek. El soviético se entrevistará también con el jefe del partido, Gustav Husak, y con el primer ministro, Lubomir Strougal. El enviado de Moscú procedía de Berlín Oriental, donde animó a la República Democrática Alemana a intensificar sus contactos con Occidente, pero no consiguió un apoyo público de las autoridades a las reformas internas del partido comunista pedidas por Gorbachov. El periódico del partido comunista alemán oriental insistió, después de que partiera Shevardnadze, en que "se continuará por la vía del éxito inaugurada tras el VIII Congreso", hace 15 años.

La RDA no considera necesario cambiar -su política interna, y se mantiene a la expectativa de cómo evolucione el proceso en la URSS. Periodistas occidentales recibieron una respuesta significativa al solicitar permiso para preguntar a la gente, en la calle, su opinión sobre Gorbachov. El permiso fue denegado. "Esa encuesta háganla ustedes en Moscú", respondieron los funcionarios.

En Checoslovaquia, el temor del Gobierno ante las ilusiones suscitadas en la población por la nueva línea de Gorbachov ha ocasionado ya situaciones que trascienden lo anecdótico. En Bratislava, la capital eslovaca, un grupo de desconocidos colocó en la fachada de unos grandes almacenes una pancarta que rezaba: "Queremos a Gorbachov". La policía intervino inmediatamente y justificó la retirada de la pancarta por "el peligro que supone para los transeúntes", lo que provocó fuertes carcajadas de los curiosos allí congregados.

En la universidad de Praga, algunos estudiantes han sido amonestados por corear en las aulas: "La Unión Soviética, nuestro ejemplo", lema principal del régimen durante muchos años. La razón oficial es significativa: "No puede aplicarse automáticamente el desarrollo político soviético a la realidad checoslovaca". Las antenas especiales para poder recibir la televisión soviética "se han agotado" en Checoslovaquia, y no se esperan nuevos suministros, según advierten las autoridades.

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En los quioscos del país se percibe con creciente frecuencia la ausencia de diarios soviéticos, especialmente Pravda, Izvestia y la revista Literaturnaia Gazeta. Esta escasez, que no se debe sólo a un notorio aumento del interés por estas publicaciones, comenzó a raíz de que Gorbachov esbozara sus planes de reforma ante el 27º Congreso del PCUS.

El régimen checoslovaco muestra claros signos de inseguridad. El ultraortodoxo Jan Fojtik, mano derecha del ideólogo de la contrarreforma, Vasil Bilak, se distancia de éste. El primer ministro Strougal también se esfuerzan por presentarse como la opción de Gorbachov frente a la ortodoxia de Husak y Bilak.

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