Los conservadores chinos resucitan a Mao
Zhao intenta reforzar su autoridad y superar la resistencia al cambio
El actual endurecimiento ideológico en China se ve reflejado en una resurrección conservadora del pensamiento de Mao Zedong. Uno de sus promotores más activo es Peng Zhen, presidente de la Asamblea Nacional Popular. Zhao Ziyang intenta reforzar su autoridad y contener la marea de conservadurismo. Zhou Houze, que ultimanente había expresado opiniones liberales, ha sido destituido como jefe del Departamento de Propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh), según confirmó ayer un portavoz oficial. Su sucesor, Wang Renzhi, ha destacado en la campaña en curso contra el liberalismo burgués.
Zhao Ziyang ha aprovechado la tregua de los confiteros, los cuatro días de vacaciones que marcan la fiesta de la primavera, el año nuevo chino, para intentar asentar su autoridad como secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh). Desde que accedió a este cargo, el pasado 16 de enero, reemplazando a Hu Yaobang, destituido por exceso de liberalismo, Zhao tiene mucho que hacer para contener la marea de conservadurismo que irrumpe en todos los sectores de la vida del país, y cuyo promotor más activo es Peng Zhen, miembro del buró político y presidente de la Asamblea Nacional Popular (Parlamento).
Al dirigirse a sus compatriotas, Zhao se ha esforzado en tranquilizarles tras el giro de 180 grados que acaba de realizar el PCCh. Se mejorará la democratización del sistema político socialista y, en particular, los electores podrán escoger entre varios candidatos en los próximos comicios locales. Actualmente, la población elige sólo a sus representantes en las asambleas locales, que escogen después a sus delegados a las asambleas provinciales y al Parlamento nacional.
Zhao ha afirmado también que la lucha actual contra el Iiberalismo burgués" y a favor de los "cuatro principios cardinales" que garantizan que el PCCh sea todopoderoso, incluso si es de Iarga duración", no degenerará en una campaña política de tipo "ultraizquierdista". Se limitará al PCCh y se centrará en los campos ideológico y político. Solamente será sancionado un "rnuy reducido número de miembros", y los que reconozcan sus errores serán perdonados. El movimiento no debe extenderse a las zonas rurales, y se limitará a una "educación positiva" en las fábricas. Finalmente, Zhao no quiere que se desencadenen ataques personales.
El nuevo secretario general del PCCh ha fijado, pues, los límites que los conservadores no deberían franquear. Trata, sin duda, también de atraerse el apoyo de los partidarios de Hu, a los que puede parecer como un mal menor frente a los conservadores.
Reforzar posiciones
En efecto, estos últimos, no contentos con haber hecho caer a Hu, atacan ahora una política moderada que es también la de Zhao. Algunas de sus opciones económicas también han sido víctimas de este inquietante deslizamiento. Se comprende, pues, que Zhao quiera reforzar sus posiciones cuanto antes si quiere conservar lo esencial de sus nuevas funciones.
Es una difícil tarea. No es Zhao quien tiene los honores de la Prensa oficial, sino, sobre todo, Peng Zhen. Éste se comporta como un auténtico jefe de de Estado, incluso de partido, con discursos televisados y artículos que dan el tono de la campaña antiburguesa. Peng, que, sin embargo, fue la primera víctima de importancia de las purgas maoístas al principio de la revolución cultural, vuelve a honrar los estereotipos polvorientos del maoísmo, que se creían desaparecidos desde la vuelta al poder de Den Xiaoping, en 1977.
En 1942, Mao escribió que los intelectuales eran las bestias de carga del proletariado y preconizó que la literatura sirva únicamente al partido. El pasado 27 de enero, Peng Zhen pidió volver a estos sanos principios y que los escritores se limiten a "proporcionar al pueblo un buen alimento espiritual".
El Diario del Pueblo, por su parte, subraya que ningún otro pensamiento "además del marxismo-leninismo-pensamiento Mao Zedong puede ser tolerado". Finalmente, el Diario de la Juventud acaba de denunciar la podredumbre y la decadencia de las sociedades burguesas (droga, suicidios, homosexualidad, paro... ) y de afirmar, a título de ejemplo, que "los comunistas franceses han comprendido la superioridad del socialismo sobre el capitalismo".
En el plano económico, en la última sesión parlamentaria presidida por Peng, los diputados reafirmaron la primacía de la planificación, criticaron el consumismo, defendieron el altruismo y el duro trabajo a expensas de los estímulos materiales e insistieron, como lo reclamaba Mao, en la necesidad de dar prioridad a la producción de cereales.
El héroe Yu Gong
El Diario de los Trabajadores ha criticado el desarrollo de la insdustria de transformación, y ha apoyado implícitamente la prioridad de la industria pesada. El ejemplo de Daqing, el campo petrolífero de Manchuria, honrado durante la revolución cultural, surge de nuevo. Y como si eso no bastara, el Diario del Sur, publicado en Cantón, ha reclamado la "rehabilitación de Yu Gong", ese héroe de la leyenda maoísta que, a fuerza de trabajo, desplazó montañas. "Necesitamos siempre seguir ese estado de ánimo, de trabajo encarnizado", ha dicho el periódico.
Las grandes líneas de la política de reformas y de apertura ha cla el mundo exterior trazadas por Deng desde 1978 parecen vaciarse cada día un poco más de contenido, aunque la propaganda no deje de repetir que es para salvarlas por lo que se ha emprendido el reajuste actual.
Zhao necesitará mucha autoridad y beneficiarse del apoyo de un Deng poco visisble en los últimos tiempos si quiere imponer unos puntos de vista no demasiado conservadores y hacerlos respetar. A pesar de sus instrucciones, la lucha contra el liberalismo burgués ha entrado ya en algunas zonas rurales.
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