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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El barullo de EL PAÍS

No ha podido resistir su periódico, de nuevo, la tentación de crear confusionismo y desánimo. Tras los primeros días en que la tergiversación sobre la protesta de profesores contra el estatuto llegó a límites de escasa profesionalidad periodística -diciendo que la huelga había sido un miércoles día 14 en lugar del jueves 15- hasta el momento actual, en que, aunque escasa, han tenido que dar la noticia de la huelga y la protesta (véase EL PAÍS del 27 de enero, suplemento de Educación, y EL PAÍS del 28 de enero). Esa forzada evolución ha quedado bien saldada con ese desmerecedor y raquítico editorial del barullo. El barullo lo tienen ustedes, no los profesores ni los estudiantes. Porque a los alumnos les interesa lo que están haciendo: sus estudios; están en huelga y protestan. Porque a los prefesores nos preocupa la enseñanza, su calidad y nuestro futuro profesional, también protestamos y hacemos huelga.Los centros no están ni "abandonados ni descontrolados", están simplemente vivos. Ha habido más actividades participativas de profesores y alumnos en estos meses de problemática que en anos. Y ahí, alumnos y profesores aprendemos y hemos aprendido mucho. Unos y otros. Pero fuera de argumentos, y ustedes, que son tan científica y correctamente proclives a las encuestas, hagan el favor de publicar en números próximos estos datos:

- Claustros celebrados en las semanas pasadas y número de profesores asistentes; resultados de las votaciones sobre el estatuto y sobre la huelga (se tienen los datos centro a centro).

- Número de reclamaciones de alumnos, asociaciones de padres de alumnos, consejos escolares... por "abandono y descontrol de los centros".

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- Número de profesores que, estando en huelga, acuden al centro para reunirse, hablar o estar con los alumnos, permanecer en sus encierros voluntariamente, etcétera.

Y, desde el punto de vista del perfeccionamiento del profesorado, sería de interés analizar con cierta retrospectiva el número de profesores que han pedido asistir a cursos de perfeccionamiento de los organizados por la Administración. Y para refrescarles la memoria les indicamos algunos: desde el de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de agosto de 1984, pensado como seminario para 30 o 40 y al que acudieron 300 profesores, hasta las peticiones de ayuda para actividades individuales de perfeccionamiento de profesorado según la orden ministerial de marzo de 1986. Pregunten si se agotaron los créditos, cuántos se han quedado fuera... Los resultados del elevado número de profesores que querrían haber realizado dichos cursos serían seguramente sorprendentes.

Dejen ya ustedes de revolver el río con sus manos y buscar malas defensas a la Administración para intentar aumentar el pesimismo tradicional del profesorado y su mala conciencia, creada a golpes de deficiencias educativas y mentiras. Los alumnos y el profesorado se están sacudiendo una situación de abrumamiento que se ha estado generando también por esta Administración. Éste es el tercer intento de la Administración de meternos el estatuto, y de momento parece que no se está dispuesto.

Sigan ustedes el proceso, reflejen los datos, las propuestas que hagamos, las respuestas reales del Ministerio y ya verán cómo se les quita el barullo que tienen ustedes en su cabeza.-De la Asamblea de Madrid de Profesores de Enseñanzas Medias.

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