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NUEVO INTENTO GOLPISTA EN FILIPINAS

La presidenta había movilizado a sus ministros para evitar choques en la calle

R. V. Pocas horas antes de producirse el intento de golpe de Estado, la presidenta de Filipinas, Corazón Aquino, pidió a algunos, de sus ministros que se interpusieran entre las fuerzas de seguridad que protegían el palacio de Malacañang, sede de la Presidencia, y los aproximadamente 15.000 manifestantes que marcharon hacia él, convocados por la izquierda. La presidenta garantizó así que la puncia no dispararía contra los marílfestantes como ocurrió el pasado jueves, cuando los disparos de las fuerzas realizados por agentes y soldados causaron 15 muertos, según, las autoridades, o 17, según la Prensa.

Al mismo tiempo, Aquino logró atenuar la crisis política desencadenada el pasado jueves al negociar ayer con el líder del Movimiento Campesino, Jaime Tadeo, horas antes de que comenzara la manifestación pacífica de sindicalistas y militantes de izquierda ante las puertas de Malacañang.

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La presidenta dio garantías para el inicio de una negociación rápida con los líderes de los agricultores, a fin de proceder a una reforma agrícola y al reparto de las tierras propiedad de Ferdiríand Marcos y, de otros terratenientes próximos al ex presidente derrocado que han sido incautadas por el Gobierno.

"Las plantaciones de arroz y maíz serán las primeras", dijo Rarnón Mitra, ministro de Agricultura, que no excluyó que la presidenta Aquino incluya en la reforma la gran finca azucarera denominada Hacienda Luisita, propiedad de la familia Aquino, cuyo reparto pidieron los manifestantes.

Concluida la entrevista de la presidenta con Tadeo y otros cuatro representantes del Movimiento de Carripesinos Filipinos, se formó una cadena humana a unos 300 metiros del simbólico puente de Mendiola, donde la policía disparó el pasado jueves para. impedir el paso de los manifestantes.

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La cadena estaba integrada por varios ministros del Gobierno de Aquino, como el ya citado Rarrión Mitra, y el de Bienestar Social, Míta Pardo de Tavera, así como por altos funcionarios de la Administración que trabajan en Malacañang.

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