Sigue la suerte

EL AUMENTO de los precios en diciembre un 0,4% ha sido saludado con optimismo tanto por el Gobierno como por los empresarios, que ven en la moderación del índice un elemento de credibilidad en la lucha contra la inflación en la que se halla empeñado el Gobierno. Si se corrigen los factores estacionales del mes de diciembre, el incremento es incluso menor. Con este aumento, la tasa anual queda en un 8,3%, lo cual dará lugar a unas revisiones automáticas de tan sólo tres décimas para todos aquellos asalariados que pactaron cláusulas de revisión en sus contratos. Se trata, en líneas generales, de un buen índice. Pero no deja de plantear algunos problemas. El diferencial con los países de la CE se ha abierto peligrosamente, probablemente más allá de lo que justifica la implantación del IVA, que, según los expertos del Gobierno, añadió dos puntos a la inflación en 1986. Además, el enfriamiento del índice en los dos últimos meses se ha producido esencialmente mediante importaciones de choque de productos alimenticios y, probablemente también, como consecuencia de la mayor competencia de los productos extranjeros dentro de nuestro territorio a raíz de la disminución de los aranceles y la supresión de contingentes. De estas dos causas, la primera confiere una cierta fragilidad a los resultados, tanto más cuanto que la evolución de los costes internos ha sido claramente desfavorable a partir de mediados de año. En cuanto a la segunda, es preciso que las empresas españolas se habitúen a la mayor competencia que implica el desarme arancelario con los países de la CE; ganarán con ello los consumidores, pero también las propias empresas en la medida en que sean capaces de adaptarse al nuevo entorno.El Gobierno ha apostado por la reducción de la tasa de aumento de los precios en 1987 hasta un 5% a finales de año. Sobre el papel, el objetivo es alcanzable si se mantiene una política de moderación salarial en la que el crecimiento de los salarios nominales no exceda mucho de esa cifra. Los precios de los productos importados vendrán de nuevo en ayuda del Gobierno, siempre y cuando las cotizaciones actuales de las materias primas no experimenten cambios bruscos. Según las previsiones de la OCDE, dichos precios, en dólares, permanecerá prácticamente sin variación. Todo dependerá pues, salvo imprevistos, de lo que suceda con el dólar. Y aunque nada hay más aventurado que hacer previsiones sobre la evolución de los tipos de cambio de las monedas, la mayoría de los analistas apuesta actualmente por una nueva caída de la moneda norteamericana. La suerte seguirá, así, favoreciendo a los responsables económicos del Gobierno.