La crispación de los expertos

La retirada definitiva de Juana de Aizpuru y el regreso de los galeristas disidentes han devuelto la concordia al seno de Arco. Pero la polémica no parece haberse disipado en torno a esta feria comercial. Para demostrarlo sirvió la conferencia de prensa convocada ayer por la dirección y el comité organizador, al convertirse en un crispado intercambio de opiniones. "Es una inmoralidad que unos galeristas decidan qué compañeros suyos deben y no deben estar", decía un conocido crítico de arte. "¿Con qué criterio se ha excluido a la galería Kreisler?", preguntaba un periodista. "El arte contemporáneo no es sólo el arte de vanguardia, de manera que Arco debería cambiar su nombre", apuntaba el redactor de una revista de arte. "Me parece encomiable la labor de reunir 30 revistas de arte, porque no hay tantas en España", acusaba otro profesional de la pluma. "Este tipo de ferias las deberían organizar los artistas contemporáneos y no los galeristas", opinaba otro, mientras un tercero aplaudía la intervención haciendo saber que renunciaba a su turno de palabra porque era ese punto el que quería exponer."La galería Maeght de Barcelona no ha querido participar en Arco", decía un miembro del comité organizador defendiéndose de una acusación. "En todas las ferias de arte europeo se utiliza el mismo sistema", defendíase otro. Y hasta los periodistas se excusaban: "Tampoco en aquellas ferias hace caso la Prensa a los galeristas españoles".

En el fondo de la polémica subyacía la disparidad de opiniones entre los periodistas especializados y los profesionales del mercado del arte. Rosina Gómez-Baeza, directora de Arco y ejecutiva de Ifema, parecía mantenerse al margen. Al final de la conferencia de prensa, una galerista ensalzaba el quehacer de la nueva directora: "Y además no tiene nada que ver con el mundo del arte".