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LUCHAS POR EL PODER EN IRÁN

El 'Irangate', una andanada para lograr la sucesión de Jomeini

La publicidad de las negociaciones con EE UU encona las luchas internas para heredar al imam

A medida que la crisis norteamericana se caldea, los sucesores de Jomeini luchan a codazo limpio por obtener una ventaja. En la presentación ante el Parlamento iraní del presupuesto de su Gobierno para 1987, el primer ministro, Mir Hussein Mousavi, interrumpió su disertación para centrarse en un tema mucho más emotivo. Mousavi declaró: "Por nuestra parte, no habrá reconciliación con Estados Unidos". Su discurso, que incluyó un enérgico ataque contra la Unión Soviética, fue la última andanada en la constante lucha por el poder que se plantea entre los mullahs dirigentes de Irán.

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El tema más inmediato es la sucesión del anciano dirigente del país, ayatollah Ruhollah Jomeini, que tiene ahora 86 años y, según se dice, una salud precaria. Efectivamente, existe una evidencia real de que los radicales antinorteamericanos más fervientes, como Mousavi, están totalmente enfrentados con los pragmáticos, como el portavoz parlamentario, hoyataleslam Alí Akbar Hashemi Rafsanjani, de 52 años, en la lucha por el liderazgo de la revolución iraní en la era pos-Jomeini.Los comentarios del primer ministro Mousavi en el Parlamento parecían relacionarse, al menos en parte, con el enconado tema de los 506 millones de dólares de los fondos iraníes bloqueados y retenidos todavía en Estados Unidos.

La Administración Reagan ha insistido en que las conversaciones no tienen nada que ver con los cinco rehenes norteamericanos que aún están retenidos en Líbano. Pero un funcionario iraní declaró a unos periodistas en Holanda, la semana pasada: "Si los norteamericanos demuestran buena fe hacia nuestra revolución, es posible que la gente de Líbano que nos aprecia muestre una buena disposición hacia los norteamericanos". Este comentario sonaba como si bajo cuerda estuviera funcionando el estilo pragmático de Rafsanjani.

La lucha por la sucesión en Irán surgió por primera vez a la luz cuando se descubrió el escándalo, en noviembre pasado, del intercambio de armas norteamericanas por rehenes. Llegó a su punto álgido el mes pasado, durante una extraordinaria confesión, a través de televisión, de Mehdi Hashemi, uno de los principales políticos radicales y colaborador muy cercano del ayatollah Hussein Alí Montazeri, de 64 años, que ha sido designado oficialmente el sucesor de Jomeini. Hashemi y un grupo de sus partidarios fueron arrestados bajo los cargos de asesinato, secuestro y sedición. De acuerdo con informaciones procedentes de Teherán, la exposición de evidencias incluye armas tan exóticas como ampollas de cianuro, zapatos-bomba, plumas de tinta explosivas y aparatos de aeromodelismo manejados a control remoto y también equipados con explosivos. A principios de diciembre, Jomeini ordenó al Gobierno que llevara el caso "hasta sus últimas consecuencias".

Al precio que sea

Mientras Hashemi, antiguo jefe de la oficina de Teherán encargada de exportar la revolución islámica, es un agente político del que se puede prescindir, el proceso contra él tiene una significación política mucho mayor. El asunto Irangate llegó a ser de conocimiento público después que los partidarios radicales de Hashemi, según parece, filtraron la historia de las secretas negociaciones militares y políticas con Estados Unidos a Ash-Sh¡raa, la revista libanesa que Ronald Reagan describió a raíz de esto como "ese periodicucho de Beirut". Y lo que es más, el apoyo público de Jomeini al castigo de Hashemi se ha interpretado por algunos observadores como una evidencia de que los radicales están perdiendo terreno ante los pragmáticos en la lucha por el poder en Irán.Pero incluso así, Jomeini está muy lejos de dar la impresión de haber retirado su apoyo a Montezari como el sucesor elegido por él mismo. Por ejemplo, ha permitido a Montazeri que describa a Hashemi como un "bala perdida', una especie de Oliver North al estilo iraní, que habitualmente actuaba por su cuenta. Montazeri ha negado toda complicidad con las actividades ilegales de Hashemi y ha presionado exigiendo una investigación completa "al precio que sea". En su confesión en la televisión, Hashemi admitió que "había abusado" de la confianza de Montazeri.

Además de Montazeri, los contendientes por el control pos-Jomeini son Rafsanjani, la personalidad dominante en el Parlamento y un líder de poder extraordinario, y el hoyatoleslam Seyed Alí Jamenei, de 47 años, el duro presidente del país.

De los tres, Rafsanjani es el más flexible hacia Occidente, un negociador y un pragmático dentro de un Gobierno de puros. Ha iniciado discretamente una apertura diplomática con Occidente, y se cree que ha patrocinado las negociaciones tanto con Francia como con Estados Unidos para la liberación de los rehenes que permanecen en Líbano. También parece que ha intentado reducir el apoyo financiero que presta Irán al fanático terrorismo internacional. Algunos funcionarios norteamericanos creen que ha aconsejado el cese de los ataques masivos de soldados contra Irak para reducir el resentimiento popular contra el horrible coste de vidas de la guerra. Otros, sin embargo, mantienen que Rafsanjani ha apoyado, a veces, los ataques masivos suicidas y que tiene la fama de saber adaptar sus opiniones políticas y militares de acuerdo con los esquemas de la situación del momento.

Su principal rival es Montazeri, que conoce a Jomeini desde hace por lo menos 40 años y cuyo poder está basado en una vasta red de clérigos que ejercen una enorme influencia sobre la población.

Franja de agua

Es una creencia muy extendida que los colaboradores de Montazeri mantienen contactos muy estrechos con los shiíes libaneses secuestradores de los rehenes norteamericanos y que sus partidarios militantes intentaron bloquear los esfuerzos de Rafsanjani para obtener armas a cambio de los prisioneros retenidos en Líbano. De acuerdo con esta teoría, Rafsanjani tomó represalias arrestando a Hashemi y sus colaboradores bajo todo tipo de acusaciones, y los partidarios de la línea dura replicaron boicoteando las negociaciones secretas de Rafsanjani con Estados Unidos por el procedimiento de hacerlas públicas.El tercer candidato, el presidente Jamenei, es el único que no se ha visto afectado por el escándalo de Estados Unidos. Ha sido el principal promotor de la mejora que recientemente han experimentado las relaciones con la Unión Soviética, y la reanudación de las exportaciones de gas natural a Moscú. Esto no refuerza sus probabilidades de obtener el liderazgo. Desde 1984, el régimen de Jomeini ha detenido, encarcelado o ejecutado a la mayoría de los dirigentes del Tudeh, el partido comunista iraní. La permanente ocupación soviética del Afganistán musulmán ha intensificado la oposición iraní contra Moscú. Los refugiados afganos se han desparramado en tropel por Irán relatando historias acerca de la blutalidad de los soviéticos, e Irán ha ido aumentando su apoyo a los rebeldes afganos contra la Unión Soviética.

Por el momento, ni Montazeri ni Rafsanjani parecen haber sido dañados de forma irreparable por el reciente encontronazo con Estados Unidos.

La atención de los dirigentes iraníes se centró la semana pasada en la guerra contra Irak y en la llamada ofensiva final, que Irán había prometido solemnemente lanzar antes de finales de marzo. Hace dos semanas, fuerzas iraníes atacaron cuatro islas controladas por Irak en Shatt al Arab, la franja de agua que separa la tierras del sur de ambos países. Los iraníes capturaron rápidamente las islas, pero se vieron forzados a retirarse ante el contraataque iraquí. Cuando visitaron posteriormente el campo de batalla, los periodistas pudieron ver los cuerpos de cientos de soldados iraníes que yacían en el campo o en las aguas pantanosas al este de la ciudad portuaria iraquí de Basora. La afirmación iraquí de que habían caído 32.000 soldados iraníes en la batalla es indudablemente exagerada. Pero el teniente general Mahir Abdel Rashid, del Tercer Cuerpo de Ejército iraquí, probablemente ha descrito de forma certera el encuentro como "una de las batallas más sangrientas que hemos realizado en seis años de guerra".

Las cuatro islas

Algunos analistas occidentales sostienen que el muro de defensa que rodea Basora, la segunda ciudad iraquí, ha impedido a los iraníes el obtener incluso el objetivo mínimo de retener el control sobre las cuatro islas.Algunos expertos en temas de Oriente Próximo se preguntan si el viaje que realizó la semana pasada a Arabia Saudí, una acción inusual en un hombre que no se aventura a menudo fuera de su propio país, no podría suponer un síntoma de nerviosismo. Después de visitar las ciudades santas islámicas de La Meca y Medina, Saddam continuó hasta Al Ihsa para hablar con el rey Fahd. Se dice que los dos dirigentes hablaron sobre la guerra del Golfo y la cumbre islámica que tendrá lugar el 26 de enero en Kuwait.

Esta reunión concederá a Saddam otra oportunidad para intentar alcanzar un acuerdo que termine con una guerra que el presidente iraquí inició en 1980 y de la que hace mucho tiempo que se ha arrepentido. Pero dada la capacidad de Jomeini para vengarse puede suceder que la paz sea algo que el ayatollah reserve para su futuro sucesor.

Copyright Time Inc., 1987

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