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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Trabajo de mujeres

Ahora que la crisis del capitalismo parece que toca fondo, los mineros de Hunosa creen haber encontrado la manera de solucionarla brillantemente. La solución es vieja; se ha venido practicando desde los orígenes de la humanidad y parece ser que se continuará echando mano de ella las veces que haga falta.La solución viene a ser: que pague el más débil. ¿Que no hay trabajo para todos? Pues, evidentemente, las mujeres no podrán realizar trabajo remunerado. Y para apoyar tan revolucionaria tesis utilizan el arma más contundente de la clase obrera: la huelga, orquestada además por las valientes centrales sindicales, que, disfrazadas de defensoras de los derechos de los trabajadores, los llevan convenientemente al redil cada vez que se desmandan. Algo hay que concederles a los mineros para que se contenten con un trabajo que a menudo acaba con su salud o su vida.

Pero no culpemos sólo a los mineros. Estas voces vienen oyéndose desde hace algún tiempo en todos los sectores. Por ahora se limitan a decir que las mujeres casadas no deben quitar un puesto de trabajo a los parados, porque, claro, las mujeres casadas no son paradas; ellas realizan un trabajo gratuito que viene muy bien a todos. Un trabajo en total disponibilidad, sin horarios ni vacaciones, que ni siquiera es trabajo, es servidumbre pura y simplemente. Por eso es deshonroso que lo realicen los hombres; ellos no trabajan por nada así, que un parado es un parado y una parada no lo es tal.

También me resulta muy chocante que se saque a colación la normativa vigente de la OIT sobre el trabajo de las mujeres y los niños (siempre asociados). Los trabajos nocivos o peligrosos lo son para ambos sexos. ¿O acaso los mineros poseen un cromosoma que los defiende de la silicosis? Yo siempre me he preguntado por qué esta sociedad que tolera una actividad tan peligrosa para la salud como la prostitución, se empeña en cambio en proteger hipócritamente a las mujeres de los llamados trabajos no apropiados para ellas. Los trabajos nocivos o peligrosos no son apropiados para nadie, y, en todo caso, se debe tender a que los trabajadores/as que los realicen lo hagan con un horario muy limitado y unas vacaciones que les permitan recuperar su salud de los daños sufridos.-

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