'Go home'
Hace muchos años, cuando creía que ser apolítica era lo bueno porque así me lo habían enseñado, los que mandaban entonces pactaron con los norteamericanos y cerca, muy cerca de Madrid y de otras capitales españolas, instalaron aquellos extranjeros sus bases militares.Un día, dos aviones de aquellas bases chocaron en el aire cerca de Almería, en Palomares, y cayeron al mar bombas atómicas que, afortunadamente, no estallaron. Supe entonces que sobre mi cabeza, la de mis hijos y la de todos los españoles gravitaba una muerte parecida a la de Hiroshima y Nagasaki. Me di cuenta de que pasar de política no era tan bueno como me habían hecho creer.
Más adelante cambiaron las cosas en España; un partido político, que ahora tiene el poder porque muchos lo votamos, daba cien razones para no entrar en el juego de muerte cuya batuta la llevaba ese poderoso país de las bases conflictivas.
Yo creía que se podía ser neutral. En la historia de España aprendí que por serlo nos habíamos librado de dos guerras mundiales; pero debía de estar equivocada, pues los que mandan ahora, que son totalmente distintos a los de entonces, democráticos por añadidura, a través de la televisión convencieron a gran número de españolitos de que en esas cien razones se habían equivocado, pero prometían poner al amigo americano en su lugar, que posiblemente sea un poco más alejado de Madrid y Zaragoza, con millones de población civil.
Hoy veo con alegría que intentan cumplir con sus promesas y se preocupan de alejar ese peligro tan cierto y tan terrible de unas bases militares que suelen ser el objetivo de destrucción principal en caso de guerra.
Ya no paso de política; como ciudadana de a pie no tengo más arma que mi voto y la pequeña de mi voz, que yo quisiera hacer oír a través de EL PAÍS y con ella alentar al Gobierno y al ministro Fernández-Ordóñez en su firmeza del desmantelamiento de esas bases.-
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